miércoles, septiembre 27, 2006

Concurso LaRuleta


LaRuleta en línea te invita a participar en su I Concurso Express de Cuento Corto.

Sólo tienes que subir en la sección de “comentarios” de www.laruletauniversitaria.blogspot.com un texto de máximo 500 caracteres.

El tema es libre, mientras se acople a la extensión.

No olvides dejar tu correo electrónico para comunicarnos contigo en caso de resultar ganador.

Habrá un premio para el primer lugar, por lo que se necesita, de preferencia, que radiquen en Saltillo

La convocatoria se cierra el viernes 6 de octubre.

martes, septiembre 26, 2006

Encuentros




“Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro compañero,
no debía de quererte
y, sin embargo, te quiero…”


…hace poco visitamos el mar, era de noche y el tiempo se media por las vueltas de un faro que iluminaba el mar desde lejos.

Recuerdo que vi la luz del faro en sus ojos. Luego caminamos por la orilla, de vez en cuando nos deteníamos un poco a ver la luna que esa noche lucía hermosa, no era para nada la que me sonrió muchas noches atrás. Esa luna había salido para nosotros: gigante, escarlata…

Mientras andábamos charlamos sobre muchas cosas: descubrimientos, planes, ojalás… sigo pensando, como entonces, que el mar nos sienta muy bien.

Hace años el mar de Cozumel le susurró al oído que volviera por mí, esa noche las olas nos arrojaban a los brazos del otro.

Imaginamos que esa noche encontraríamos una botella con un mensaje en el que estarían escritas todas y cada una de las respuestas. Pero pese a los esfuerzos por mantener los ojos abiertos, la botella nunca apareció.

Volvimos a tierra firme y, días después, nos encontramos de nuevo, esta vez entre la arena del desierto. Pero al parecer las olas de arena nos alejan y el polvo ciega nuestros ojos. Nos buscamos a tientas, pero los aires nos empujan en distintas direcciones. Nuestra piel, antes húmeda, está seca.

Cuando recupero la vista ha pasado distancia y tiempo. Ahora hay entre nosotros una montaña poblada en su totalidad por plantas llenas de espinas, parece imposible un camino que me lleve al otro lado, ni siquiera lo busco y me refugio en el sur…

He vuelto noche tras noche a la playa, sigo buscando la botella con el mensaje, espero que la marea me susurre al oído, que las olas me arrojen a… pero parece que el mar lo ha olvidado todo.

Es tarde. Observo el faro añorando que en uno de esos parpadeos, pueda ver el reflejo de su luz intermitente en aquellos ojos y, bajo la misma luna escarlata, percibir el aroma a mar que tenía su piel…

domingo, septiembre 24, 2006

De viejas soledades


“Pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos,
un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven
como los verbos y los adjetivos en el discurso,
adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro,
entristeciéndonos o aleccionándonos.”
Julio Cortázar
24 de septiembre de 2006
Por azares del destino llegaron a mis manos un par de cajas llenas, hasta el tope, de recuerdos...

Resulta que cuando vine a Saltillo (hace cinco años) me traje un montón de cuadernos donde escribía mis cosas (principalmente diarios) y cuando me cambié de casa de mi abuela las dejé ahí, con la firme intención de olvidarme de ellos.

Para mi sorpresa hace un par de días mi mamá tuvo que desalojar la habitación que funcionaba como bodega allá y, como es incapaz de tocar mis cosas, me trajo intactas dos cajas repletas de recuerdos.

Yo no tenía ni el más mínimo interés en abrirlas (suficiente tengo con los fantasmas del presente, pensé), pero hoy mientras hablaba por MSN con mi cuñis (postiza) me puse a recordar como era a su edad (15 años) y, casi sin pensarlo, recurrí esas cajas abandonadas. Lo primero que encontré: un diario de 1999.

Sólo basta leer las primeras hojas para encontrar las palabras clave: soledad, amor, preguntas, sueños, miedo, amistad, olvidar, raro, maravilloso, miradas, desesperación. Encontré cosas tan alentadoras, tan puras. Me encontré una capacidad impresionante para maravillarme con todo, de una hoja paso de la alegría desbordarte a la soledad más desalentadora…

Llevaba una relación extraña con mi diario, a quien llamaba Juliette, Julieta o Julie, solía escribirle “eres mi única amiga”, “gracias por estar conmigo siempre”, como que tenía la idea de que realmente escribía para alguien (ya luego con mis arranques de personalidad múltiple, me di cuenta que me dirigía a mi misma jeje).

Encontré que en julio del 2000 viajé por primera vez sola y conocí el mar. Lo llamo “alfombra azul”…

En septiembre del mismo año, un testamento en el que heredo mis libros, mis diarios, mi ropa y mi dolor…

Decenas de veces, vi escrito un nombre, Israel, mi noviecito de esa época. Ha pasado muchísimo tiempo de aquello, pero debo confesar que le tengo un cariño especial, no sólo por el tiempo que compartimos (que fueron como cuatro años), sino porque siempre pensé que teníamos una conexión extraña. Todavía hace poco tuve sueños donde algo malo le pasaba y cuando despertaba a como diera lugar lo localizaba. Siempre resultaba que en la vida real le sucedía algo muy parecido a mi sueño…

Encontré los “poemas” de mi adolescencia, bastante cursis y graciosos, y muchísimas cartas que nunca envié y algunas que sí se me mandaron a mi…

Después de nadar entre los recuerdos he decidido, como toda una Cronopia, dejarlos libres, que anden saltarines por los paredes de mi cuarto, total ahora me resultan inofensivos.

P.d. Ya está listo el blog de LaRuleta,
no olviden visitarlo: http://www.laruletauniversitaria.blogspot.com/

viernes, septiembre 15, 2006

“Soy un rostro anónimo en esta multitud de rostros anónimos”


14 de septiembre de 2006

I

Déjame ver algún día como ven tus ojos
Julio Cortázar

Hoy, andando de noche por Xalapa, me di cuenta de que todos los días me encuentro a un ciego caminando por la calle con su inseparable bastón de ciego, desconozco si son los mismo de siempre, no puse atención a su rostro. Hoy lo descubrí por andar curioseando entre las miradas de la gente:

Encontré todo tipo de ojos, descubrí que los hippies tienen la mirada profunda; que hay ojos que saltan de un lugar a otro, que no pueden permanecer fijos; observé vagabundos con los ojos nublados (por suciedad o por tristeza, a veces es lo mismo); vi ojos de la costa veracruzana, ojos que siempre ven hacia arriba y los que, por ir viendo hacia abajo, me ocultaron su mirada; ojos que parece que ven, pero que detrás de su mirada hay nada; ojos que suplican compasión, ojos que sin ser boca sonríen, ojos que sin ser manos acarician, ojos que van espantados por haber visto demasiado, ojos desilusionados por no ver nada, ojos que son espejo, ojos que son tumba…

Acá en Xalapa me ha dado por convertirme en una observadora profesional. Algunas personas suelen criticar mi falta de esencia periodística porque no pregunto demasiado, la observación ha sido siempre mi principal fuente, las preguntas las suelo usar para confirmar lo que antes observé, quizá sea por eso que el periodismo y yo nos peleamos tan seguido, afortunadamente para mí, la crónica ha sido mi salvación, es quizá el único genero donde no todo tiene que ser certeza…
II

Lo dijo con la voz de esas mujeres que en la
vida han bebido demasiado, han conocido demasiado,
han amado demasiado, y por tanto están más allá
de la mentira…
Antonio Tabucchi

Pues resulta que yo iba por la vida imaginando que nadie me veía (Miguel de Unamuno), entonces aparece unos ojos de entre la multitud, me reconocen, pertenecen a una chica que me parece haber visto antes. Me dicen que si yo pertenezco al “clan“, que ha visto la señal en mi espalda, que la señal es inconfundible, que ella también es parte, me muestra la señal: es una mariposa…

La reconozco de inmediato y sonrío, nos sentamos en la banca del parque y charlamos, se llama Luna, me cuenta de sus vuelos, de su más grande vuelo a una ciudad antigua. Le hablo de mis dudas, de mis aterrizajes forzosos, de lo heridas que estuvieron mis alas. Asiente y sonríe, parece que conoce a la perfección mi caso, dice que se sintió igual que yo hace tiempo. Lloro en su regazo. Me pide que seque las lágrimas, que vuele, que para eso me han mandado acá. Lo dudo un poco, me dice que lo disfrute, que ya di el primer gran paso, primero camino despacio y al fin emprendo el vuelo. Ella me mira desde lejos sonriendo…

III
Quiero escribir, pero me sale espuma
César Vallejo

Hoy fue la segunda sesión de mi taller. Después de mi penosa primera sesión las cosas no estuvieron mejor esta vez (¿Por qué penosas? Porque no he leído a ninguno de los autores que el tallerista mencionó, muchos ingleses).

Es la primera vez que voy a un taller por mi propia voluntad, me pone muy nerviosa leer mis textos (todos dirán que es normal, que así se empieza) y me acordé de mis primeras clases con Chuy de León, rezaba para que nunca se leyeran mis textos, me escondía en el baño, hice mil peripecias, hasta que lo asumí como un mal necesario (jeje)…
Más o menos así me sucedió, me puse nerviosa durante toda la primera hora, estaba a punto de decir que no traía texo, pero me dije “¡No! Tienes que enfrentar tus miedos” (“únete a los optimistas“ jajá). Así que, con una voz casi imperceptible, atiné a decir: “yo”, y que me pongo a leer, lo que era en realidad un reciclado de “Viajar, perder países II” con algunas modificaciones que lo hacían más personal (el asunto era llevar un texto en primera persona).
Lo chistoso fue que mientras lo leía, los presentes ponían cara de desconcierto, al parecer yo, pese a estar hablando de Xalapa, describía una ciudad que les era desconocida. Cuando terminé de leer el tallerista sólo sonrió (quiero creer que es una señal de que le gustó o por lo menos le pareció simpático) y una de mis compañeras dijo algo así como “suena muy bien”. (jajá)

Los comentarios iban a ser al final, pero el tiempo se terminó y Homero (José Homero, es el que da el taller) hizo algunas observaciones a los que leyeron primero y dejó el resto para comentarlos las siguiente sesión, desafortunadamente entre esos textos iba el mío, así que todo es incertidumbre por ahora…
Cuando se terminó el taller, salí disparada del lugar, fui a reencontrarme con esa ciudad que sólo mis ojos pueden ver…
PD Las últimas dos imagenes son de mi amigo el Carlos

miércoles, septiembre 13, 2006

"Como quien oye llover"


La verdad es que no tengo nada preparado para hoy. Me dediqué sólo a vivir los últimos días, sin pensar en nada. Estoy de regreso a la realidad, aunque la realidad me recibió enferma. No se preocupen ya estoy mejor.

En fin, este es un comentario para aplacar las preocupaciones de los cientos de amigos que me han mandado mensajes preguntando por mi ausencia (jajaja).

Los dejo el poema que le dio nombre a mi blog, en conmemoración a este fin de semana inolvidable:

Como quien oye llover
Óyeme como quien oye llover,
ni atenta ni distraída,
pasos leves, llovizna,
agua que es aire, aire que es tiempo,
el día no acaba de irse,
la noche no llega todavía,
figuraciones de la niebla
al doblar la esquina,
figuraciones del tiempo
en el recodo de esta pausa,
óyeme como quien oye llover,
sin oírme, oyendo lo que digo
con los ojos abiertos hacia adentro,
dormida con los cinco sentidos despiertos,
llueve, pasos leves, rumor de sílabas,
aire y agua, palabras que no pesan:
lo que fuimos y somos,
los días y los años, este instante,
tiempo sin peso, pesadumbre enorme,
óyeme como quien oye llover,
relumbra el asfalto húmedo,
el vaho se levanta y camina,
la noche se abre y me mira,
eres tú y tu talle de vaho,
tú y tu cara de noche,
tú y tu pelo, lento relámpago,
cruzas la calle y entras en mi frente,
pasos de agua sobre mis párpados,
óyeme como quien oye llover,
el asfalto relumbra, tú cruzas la calle,
es la niebla errante en la noche,
como quien oye llover
es la noche dormida en tu cama,
es el oleaje de tu respiración,
tus dedos de agua mojan mi frente,
tus dedos de llama queman mis ojos,
tus dedos de aire abren los párpados del tiempo,
manar de apariciones y resurrecciones,
óyeme como quien oye llover,
pasan los años, regresan los instantes,
¿oyes tus pasos en el cuarto vecino?
no aquí ni allá: los oyes
en otro tiempo que es ahora mismo,
oye los pasos del tiempo
inventor de lugares sin peso ni sitio,
oye la lluvia correr por la terraza,
la noche ya es más noche en la arboleda,
en los follajes ha anidado el rayo,vago jardín a la deriva
entra, tu sombra cubre esta página.
Octavio Paz

jueves, septiembre 07, 2006

Días de lluvia



“Pocos árboles dan tanta y tan placentera sombra”
Jorge F. Hernández
Lunes 4 de septiembre
Llegando a casa después de un día de lluvia.

Los cambios de temperatura han hecho estragos en mi y comienzan a aparecer síntomas de gripa (o gripe).

Hoy anduve peregrinando por las calles del centro en búsqueda de un trabajo: demasiados requisitos: cero resultados.

Pese a todo hay buenas noticias:

Gracias a un amigo que conocí en el vips voy a colaborar en una revista de por acá. La idea es hacer periodismo de investigación, enfocado a temas sociales, así que sin saber dieron en el blanco pues es mi área favorita. Por lo pronto quedé de mandarles un texto y seguiremos platicando.

En otra información: tuve una padrísima plática con unos chavos que conocí en la Feria del Libro, ellos trabajan en el Colegio Nacional y me regalaron una charla inolvidable. Creo que son de esas personas que se conocen un día y te pasas la vida agradeciendo esa casualidad porque jamás los olvidas.

Fuimos de la política a las tradiciones de mi pueblo, pasando por el café, la literatura, viajes, historia, de todo un poco, pero además de abordar temas “serios” me hicieron reír muchísimo, actividad que tenía un poco olvidada, no por falta de capacidad sino de pretextos. Siento que nos faltó tiempo para seguir charlando, pero ellos debían regresar de madrugada al DF. Ojalá me los encuentre pronto en otras tierras, ya se verá… Por lo pronto, si algún día entran a este blog, les mando muchos saludos y les agradezco su compañía.

Bueno, pues gracias a ellos me he puesto un poco melancólica, hablar tanto de mi tierra me ha recordado cuanto la extraño… Así que mejor aquí le dejo…

Martes 5 de septiembre
Sigo con la melancolía. Razón: una plática difícil con una persona que tiene unos ojos que brillan, me siento culpable, sé que al menos por un momento se apagaron, pero confío en su capacidad para mantenerlos siempre encendidos…

Hoy no hay demasiadas novedades, salvo que acá empieza a hacer frío y yo empiezo a necesitar mi ropa de invierno.

La charla con los chavos de Colegio Nacional me ha dejado un tanto desolada. Había olvidado un poco lo que era la buena compañía y ellos me hicieron recordarlo, ahora por su culpa =P la extraño. Lo bueno es que ya este jueves inicia mi taller de narrativa y seguramente obtendré algo de provecho. Ah también empezaré a ir al cine club que organiza el Instituto Veracuzano de Cultura para seguir las recomendaciones de mi amigo Jesé (lo del rock todavía no lo incluyo pues hay poco, o nada, de material al alcance).

Al parecer pronto caerá por acá arena de desierto, eso me tiene muy entusiasmada.

Actualmente leyendo: “El oficio de historiar” de Luis González y González

Esto fue: “Resumen de noticias” por Cyntia Moncada. ¡Hasta la próxima!

Nota del 7 de septiembre:
Parafraseando a Unamuno: “¡Me duele México!”
Ahora resulta que los medios de comunicación quieren solucionar todo con un: “Bueno, ya tenemos Presidente, recuperemos la paz”, lamento decirles que apenas se está cosechando lo que ellos mismos sembraron…

lunes, septiembre 04, 2006

Espectros de mi infancia



El máximo problema del hombre no
es la pesadumbre de la existencia,
sino la amargura de fluir. Si pudiera
asirse al minuto, si lograra consolidar cada
instante, dejaría de estar angustiado.
Pero, entonces, dejaría de ser hombre
Ángel María Garibay K.
4 de septiembre de 2006

“Infierno de todos”, el primer libro de Sergio Pitol, es una colección de cuentos construidos a partir algunos de sus recuerdos infantiles, cito: “Había logrado a través de esos cuentos desprenderme de algunos incómodos espectros. Podrían no ser los del presente, pero sí aquellos con los que conviví en la infancia”.

Este libro me ha ocupado durante ya varias noches, no sé por qué no he podido terminarlo, creo que me causa demasiada inquietud. Me remite a mi propia infancia, llena también de “espectros”, a mi obsesión por reconstruir, desde muchas perspectivas, la historia de mi pueblo y mi propia historia ahí. Por eso no es extraño encontrar en mis textos algunos temas recurrentes: mi abuela, el panteón (y por consiguiente la muerte), el ferrocarril, mi abuelo, el maíz; esos fantasmas son una especie de punto de partida, fueron mi primer contacto con la realidad (los papás no cuentan, ellos eran algo etéreo), lo primero y lo que mejor recuerdo…
Hay ciertos instantes que tengo muy clavados en la mente, de los que recuerdo detalle a detalle, olores, sensaciones, colores: como el entierro del papá de un maestro muy conocido (que duró algunos días perdido en “el monte”); el día en que el tren se llevó la camioneta de una enfermera amiga de mi mamá (con ella dentro); los movimientos y sonidos de mi abuelo al manejar la carreta jalada por su caballo… y la expresión de su cara el día de su entierro; el juego de las escondidillas entre los maizales (cuando las tierras todavía se trabajaban)… Y así podría mencionar muchos, todas referentes a esos tópicos. Las personas que me conocen bien, lo saben, pues en mis pláticas siempre, invariablemente, recurro a ellos…
(Un dato curioso: casi todo lo que recuerdo ocurrió antes de 1998, año en que murió mi abuelo)
Y entre más pienso, más segura estoy de que mis ansias actuales de escribir, básicamente, tiene que ver con mi necesidad de eliminar esos espectros. Y aquí una muestra:
Para los que no saben, le tengo una especie de pánico al ferrocarril: odio que mi papá “le juegue carreritas”, no puedo permanecer a menos de cinco metros del tren cuando está en movimiento y me pone sumamente nerviosa ese ruidito en las vías después o antes de su paso, sin embargo, estoy trabajando en un proyecto de “Crónicas del ferrocarril”, con eso les digo todo…
Por otro lado, hace algunos años escribí un mini cuento para mi taller de Redacción, que no tiene otro origen que el de ese señor que una tarde salió a caminar y se perdió, su familia lo buscó por días hasta que lo encontró muerto. Esa historia me obsesiona porque ha generado muchas “leyendas” que cuando niña me horrorizaban.
Y aunque este es otro asunto, recuerdo que en ese entonces (cuando lo escribí) la historia surgía como respuesta a mi necesidad de traspasar ciertos limites -porque ese hombre mientras caminaba había traspasado la frontera de la vida y la muerte (casi del mismo modo en que Quetzalcóatl traspasó la frontera del tiempo y para volverse inmortal)- pero también a mi deseo de huir, no sé de qué ni por qué, sólo huir… en fin, ese texto aunque no lo parezca dice mucho de mí…
Y todo esto viene al caso, porque esta noche estoy sorprendida, me sorprende que a veces las respuestas están donde uno menos se lo imagina. Hoy fue Pitol con su “Infierno de todos” quien me ha hecho recordar, abrir baúles y llegar a una conclusión: es hora de deshacerme de mis propios espectros.
Por lo pronto aquí les dejo el texto del que les hablé (algunos ya lo con conocen) debes ser más o menos del 2003, es una muestra de mi primer intento de exorcismo. Ojalá les guste.
Fronteras
Llevaba días caminando con la mirada fija en ningún lado. Ya no sentía los pies amoratados ni la sangre que escurría de su herida. Caminó tanto que atravesó la frontera de la realidad, de la vida y de la muerte... y siguió caminando. Caminó, caminó tanto que ya no pudo regresar.

sábado, septiembre 02, 2006

Por eso digo que mejor sola…


“Para mí, ni amar a otra ni de ésta desistir es posible:
Cintia fue la primera, Cintia será el final”
Propercio

1 de septiembre de 2006
Hoy ha sido un día desastroso, y todo por un intento de sociabilizar y ser buena persona, pero no más, a partir de hoy seré antisocial, antipática y “mala” persona. He terminado con un terrible dolor de cabeza, necesito armonía para mis oídos: escucho a Bach.

En fin, no quiero hacerles el cuento largo y me da cosa (a pesar de todo) que ella algún día llegue a leer este blog y se de cuenta de que me causó tan mala impresión; sólo les digo que mi paciencia reservada para un año (o más) se ha agotado en una tarde, así que vuelvo a mi maravillosa vida solitaria, y al messenger como único contacto con el mundo ;) …

Lo único bueno es que fui a la Feria del Libro y me compré libros padrísimos: dos volúmenes de las obras completas de don Luis González y González, un libro que escribió Bonifaz Nuño sobre Propercio (su musa -de Propercio- se llamaba Cintia, cito: “Y el sufrimiento adquiere dentro de él todos sus filos y sus herrumbres hirientes y sus venenos dulces e implacables, a partir de un momento que es como el primero de una creación misteriosa: el momento en que Cintia aparece y se enraíza en el corazón del amante predestinado…” por eso digo… mejor no digo nada), unos libros de Pitol, “Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares” de Miguel León-Portilla y uno de Pérez-Reverte para mi hermanito. Como pueden leer, tengo historia para rato.

… después de escribir, parece que la calma regresa poco a poco… No, no soy exagerada, si estuvieran en mi lugar lo entenderían (risas)

Otra noticia buena es que la próxima semana empiezo un taller de técnicas narrativas, que además de ser para escritores es para lectores, por eso me decidí, es que eso de escribir todavía no me convence mucho…

En fin, me pondré a hojear mis nuevas adquisiciones después de este momento de desahogo. Les debo la crónica del Museo de Antropología, pero no se me desesperen, en eso estoy.

Les aviso que en unos días sale el nuevo número de LaRuleta, para que la busquen en los lugares de costumbre. El próximo número es “el futuro” así que ya empiecen a mandar sus colaboraciones.

Muchos saludos a todos ¡gracias por leerme y gracias por sus comentarios! ¡Gracias AnaB!


P.d. Ya comencé (apenas, sí) a buscar trabajo, mínimo para pagar la renta y mis cafés, que es mucho pedir.