miércoles, junio 27, 2007

Recuerdas cuando...

A mi amiga May, por su graduación

Recuerdas cuando nos conocimos, nos topamos un par de ocasiones en eventos organizados por nuestras escuelas, pero la primera vez debió ser un debate que, recuerdo bien, se llevó a cabo en mi escuela, mis compañeros y yo nos quejábamos porque hablabas, hablabas y nunca nos dejaste participar.

Recuerdas que un día pasabas por mi casa con tus amigas, yo salí a decirles adiós y decidieron quedarse toda la tarde en mi casa. Intercambiábamos correspondencia con niños te nuestras respectivas escuelas y nosotras éramos el cartero. Era una época difícil para mí, ¿te acuerdas? a mis escasos 12 años me enfrentaba, por primera vez, con el significado real de la amistad. Así empezó todo. El grupo de chicas que venían a visitarme se redujo hasta que sólo quedaste tú. Y luego entramos a secundaria, estábamos en grupos diferentes, pero nos veíamos todos los días en el mismo taller.

Recuerdas que una vez nos llevaron a las dos a Cuatrociénegas a un foro de Seguridad Escolar. Te acuerdas que estábamos juntas en declamación de poesía, en obras de teatro, en debates de todos los temas posibles y en bailables. Recuerdas los recesos interminables en la prefectura, recuerdas nuestras complicidades, nuestras sonrisas, nuestros llantos.

Te acuerdas de que siempre nos gustaban los dos chicos que eran los mejores amigos. Recuerdas que cuando terminé con mi primer novio me puse a llorar encerrada en un salón y tú estuviste conmigo. Recuerdas todos nuestros cumpleaños.

Recuerdas todas las veces que, encerradas en mi recámara, escuchábamos música a todo volumen y soñábamos. Recuerdas la vez que intentamos hacer un programa de radio. Yo siempre quise estudiar Comunicación, tú siempre soñaste ser Contadora.

Recuerdas nuestro último día en la escuela. Recuerdas que nos sentamos a verlo todo, desde arriba, que nos grabamos cada uno de los rincones, de los recuerdos. Era la primera etapa que concluíamos juntas, sin saber que habría muchas más y que volveríamos a tener esa conversación otras veces: cuando la Preparatoria, cuando la Universidad.

Me acuerdo cuánto te extrañé en la graduación, tu abuela murió un día antes, te dolió tanto, no estuviste ahí, pero yo pensé en ti todo el tiempo, porque las palabras de despedida que escribí para esa noche, habían sido pensadas en ti.

Recuerdas la primera vez que sentimos la muerte, cuando un muchacho de tu salón murió y nos pasamos la tarde entera llorando y cantando una canción de Mónica Naranjo.

Recuerdas las noches en vela, los cigarros a escondidas en el techo de mi casa. Recuerdas las cuatro paredes de mi recámara que vieron cómo nuestras charlas iban cambiando y cómo siempre estábamos preguntándonos cosas. Recuerdas que fui testigo de esa forma tan rápida y triste de madurar, te acuerdas cuánto sufrí contigo.

Han pasado once años, amiga, durante todo este tiempo he visto tus triunfos y tus derrotas, tus alegrías, tus tristezas, tus desilusiones y tu gran capacidad para levantarte y dejarlo todo atrás, tu a veces frialdad ante la vida, pero también tú pasión (aunque a veces quieras ocultarla). Todavía hay tiempo para bajar a sentir: el viento en la cara, la lluvia en el cuerpo, la tierra en los pies, la piel en las manos, los sonidos, los olores, los sabores, la vida se compone de tantas cosas.

Ayer, mientras te escucha hablar, mientras sentía tanto desencanto pensé que la respuesta estaba en el pasado, en recordar los sueños que sin querer (o queriendo) perdiste...