sábado, marzo 29, 2008

En remodelación

lunes, marzo 24, 2008

Mis recuerdos son vagabundos (iii)

Me gusta mucho viajar al pasado, me gusta reconstruir cada ambiente, cada paisaje, las sensaciones, los olores. A veces me parece increíble cómo puedo tener tan claros algunos recuerdos de mi infancia, tal vez por eso, porque los he repasado una y otra vez. A veces leo ciertos textos, recuerdo las sensaciones, recuerdo lo que pasaba por mi mente y lo que no escribí. A veces, a través de los trazos toscos siento toda la desesperación, el coraje o la impotencia y la tranquilidad de una redacción pausada y suave.

Ayer --debo confesarlo-- me dio por reconstruir ciertas cosas, por explicar ciertos huecos de mi historia y aunque sí, algunas cosas fueron algo difíciles, confieso que he salido conforme y bien librada. Me siento contenta al descubrir que jamás perdí la esperanza, que cuando más oscuro parecía el paisaje siempre aparecía una lucecita a la que podía aferrarme y salir. Pude sentir mi transformación y que todo lo que ha pasado no ha sido en vano, que no fue un sueño del que de pronto desperté, no, sé que todo fue un proceso y lo que soy ahora lo he ido construyendo poco a poco. Ahora sé cómo se formaron poco a poco mis alas, pero también la altura a la que pueden volar...

miércoles, marzo 19, 2008

Del baúl de los recuerdos

Este texto lo escribí por octubre del año pasado, lo tenía en un blog secreto que utilizaba para exorcizar mis demonios, hoy lo encontré y me gustó como para sacarlo del olvido y ponerlo aquí con algunas modificaciones:

¿Alguien recuerda dónde empezó todo?

Empezó quizá en el encuentro en la infoteca con un chico delgado y de pelo chino, que se tuvo que ir corriendo porque tenía examen, o antes, cuando un amigo suyo nos presentó, o después cuando el pay de limón y la canción ("corazón, corazón en fuga") sonando toda la noche...


O tal vez cuando, recién llegué a Saltillo y me metía toda la tarde en la biblioteca de la Alameda, leía la revista de la Universidad de México, luego regresaba a casa sola, caminando y me encerraba en mi cuarto para tratar de entender aquel mundo se me iba mostrando lentamente.


Quizá cuando veía en el librero de mi papá un libro que me aterraba, llamado "Metamorfosis".


Tal vez cuando me encerraba en mi cuarto leyendo historias de niños gringos que venían en los Libros Selectos (de Selecciones) de mi papá.


O inició cuando las cronopias y yo leímos "Demian" y teníamos discusiones al respecto, sobre el mundo que se rompía, sobre el que empezábamos a construir.


Quizá fue en esa calle del centro, la mirada de un chico cruzando varias veces con la mía. Tal vez fue esa noche en el parque, mientras él me cantaba esa canción --"mariposas, mariposas, que emergieron de lo oscuro"--, cuando poco a poco la fui desmenuzando hasta hacerla tan mía, que ahora llevo dos mariposas en la espalda.


Tal vez fue cuando, asomada por la ventana de un segundo piso, veía a una mariposa volar sobre la basura y sentirme así, igualito...


No, quizá fue antes. Tal vez fue mientras miraba en el desierto el primer amanecer.

lunes, marzo 10, 2008


Siempre me enamoro de la persona equivocada. Del que en el primer beso ya se está despidiendo. Del que mira otros ojos y sólo a veces desvía un poco la mirada. Me enamoro de mi secuestrador y de mi verdugo, el mismo día de la condena. Me enamoro de las aves pasajeras, de las hojas que sólo siguen el curso del viento. Suelo enamorarme también del árbol más grande, del que está justo en el centro de la selva. Me enamoro de la sonrisa silenciosa que me acompaña mientras subo las montañas entre la niebla, porque no importan las veces me lo pida, sabemos de antemano que no me puedo quedar. Me enamoro de una voz en la distancia que llora todas las noches y luego ríe cuando termina de leerme sus textos. Del que me pide una razón para verme, aunque los dos sepamos que ese encuentro nunca va a llegar. Me enamoro de los motivos que encuentro para enamorarme. Me enamoro de un tatuaje pintado en el pecho. Me enamoro de los sueños y de las ideas...
A veces parece que lo hice bien, que esta vez hice una buena elección, pero no pasa mucho tiempo sin que vuelva a darme de cuenta que no, que otra vez era la persona equivocada...
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P.d.
auch prometo terminar pronto con mi ciclo de las enumeraciones

sábado, marzo 08, 2008

No estarás solo...

Para mi gran amigo J
Yo debería estar avanzando en sentido contrario... yo debí correr contigo cuando me avisaste todo, pero debía ir a trabajar, dijo mi madre. Y yo no dejo de pensar que yo debería estar ahí, como tú has estado, en cada golpe, en cada caída, en cada pérdida (menos definitiva). Ahora sólo puedo hablarte y quedarme tranquila al sentirte tranquilo, aunque en el fondo no deje de pensar que yo debía estar ahí, atravesar el desierto en sentido contrario...
Yo debería estar ahí para inventarle otro final a la historia, para plantear todas las estrategias, todas las soluciones y encontrar la mejor, la más apropiada y aferrarnos a ella y reínos de ella, de ella y de la estupidez del mundo, reínos siempre, sin parar hasta que yo tenga sueño y quiera irme a dormir y quedarme cinco minutos que se vuelven horas...

...quisiera tanto poder prestarte mis alas para que te lleven a un lugar lejano donde el dolor no se sienta, que te lleven lejos, muy lejos para que puedas atravesar el cielo y poder verlo a él, sonriendo, a lo lejos. Quiero que mis alas te cubran todo el cuerpo para que nunca sientas miedo ni soledad ni tristeza.
Quiero que mis alas te lleven lo más alto posible para que sientas la brisa en la cara y toda la felicidad que una persona pueda ser capaz de sentir... pero ahora sólo tengo un abrazo acá, oculto, unas palabras que no me salen de la garganta, porque puedo sentir tu dolor e imaginarme las mil y un cosas que estarás pensando, las cosas que se te han de ocurrir, así como eres, tan tú...

Yo sí pienso, debo confesarlo, que el mundo es una estupidez, una injusticia, porque las personas tan buenas como tú no deberían sentir dolor ni tristeza, sus caminos deberías estar forrados de hojas o de nubes para que cuando caigan, las hojas o las nubes amortigüen el dolor...

Yo no sé qué se dice en estos momentos, ni quiero saber, yo sólo quiero darle un abrazo a mi mejor amigo, un abrazo fuerte para volar con mis alas y llevarlo lejos, a lo alto, desde donde todo parece una broma de mal gusto... Hay que inventar nuestra historia, amigo, hay que cambiar lo finales --nosotros somos expertos en eso-- hay que hacer que la historia continúe durante cientos de conversaciones de msn.
Quiero verte siempre sonreír y que tu sonrisa nunca se apague, porque tú le has puesto humor a mi vida, la has llenado de personajes, has hecho de mi vida una historia, le has dado cientos de motivo para reír, cómo puedo hacer yo lo mismo ahora, cómo puedo darte en un abrazo todo el bienestar y la paz que necesites...

Yo, ahora, sólo quiero que sepas que nunca estarás solo, que siempre estaré contigo cuando quieras equivocarte, cuando quieras caerte y necesites que alguien te ayude a levantarte o que te acompañe a mirar el cielo tirados en el suelo, cuando necesites gritar fuerte a la de 3, cuando quieras preguntar cosas, así nomás, por las ganas de preguntar, o cuando de pronto tiemble, cuando se mueva el piso y necesites que alguien juegue contigo al equilibrista o cuando estés harto de todo y necesites a alguien que te ayude a abrir el paracaídas...


No estarás sola,
siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida,
quien te de aliento cuando te des por vencida.
I. S.

jueves, marzo 06, 2008

Aquí termina todo



A todas partes
vamos a no volver.
Estamos por vez última
en dondequiera.
José Emilio Pacheco

Horas. Estoy sólo algunas horas de partir. Sin darme cuenta mi vida se ha convertido en una permanente despedida. Ayer después de ir, al fin, a recoger mis cosas, sentí cómo perdí de pronto el suelo. Alguien, ajeno a mi, había decidido que ahí terminaba todo y para avisarme me envió un temblor. Tuve que regresar al hotel y recostarme mientras pasaba todo. Lo supe en mitad del sueño. Aquí termina todo. Me lo dijo una edecán que anunciaba en el televisión un extraño producto. Aquí termina todo. Lo supe porque me duelen terriblemente las piernas, me duele cada paso, cada flexión, pero no dejo de caminar, de subir y bajar escalones, de respirar cada aroma de cada rincón, quiero llevarme todo, quiero llevarme a Xalapa en todos los sentidos. Porque aquí termina todo. Me lo dijo un extraño que quería dibujar mi rostro. Los supe mientras hacía las maletas y lloraba, de cansancio, de desesperación, de desconsuelo. Me lo dijo este sol que pinta de colores brillantes las casas que ayer estaban sumergidas en la neblina. Aquí acabó todo. Me lo dijo la madrugada a través de una voz ronca y lejana. Aquí acabó todo, todo. Lo único que queda son nuevas ciudades por conquistar.

miércoles, marzo 05, 2008

Encuentro una parte de mí en cada rincón iii


1.Todos los ojos miran unos ojos que no miran…



2.Yo miraba todos los ojos sin saber que unos ojos me miraban a mí.



3.Qué cosas piensas que siempre tienes esa sonrisa que me llenó de calor mientras --entre la niebla-- buscábamos un pueblo oculto en la montaña.


4.Debiste venir conmigo. Debiste venir para darme a probar el sabor a sal de tus palabras. Debiste venir para escucharte con los ojos bien abiertos. Debiste venir para no soñar con la publicidad de la televisión que dejo prendida para ahuyentar el silencio. Debiste venir y no tener que prender el altavoz del teléfono para llenar con tu voz– de madrugada, en tu cumpleaños—las habitaciones de todos los hoteles. Debiste venir para obedecerte despacio cuando –a contraluz—me pidieras que me quitara el vestido. Debiste venir para enredarme primero con tu bufanda y luego en tu cuerpo. Debiste venir para no tener que preguntarme durante todo el día y toda la noche ¿por qué yo? o, mejor dicho, ¿por qué yo no? Insisto. Debiste venir conmigo. Para que nunca supiera que eres un sueño más que lejano. Debiste venía conmigo para sentarnos al borde de un precipicio y lanzarnos los dos al abismo. Eso tenemos en común: yo deseo el vuelo, tú la caída.

martes, marzo 04, 2008

Encuentro una parte de mì en cada rincón ii (notas sueltas)



1. Bajo la lluvia de Veracruz. Ahí, frente al mismo faro, despedacé los recuerdos y me deshice de los restos de amor que quedaban.

2. Claro que me acordé de ti al pasar por Coatepec. Recordé que volveríamos para casarnos. Y aunque ayer volví sola (y el resto de la historia ya lo sabemos) vi todo como si fuera parte de un tiempo muy lejano. Muy lindo y doloroso, pero pasado, al fin...

3. Sola, en medio del calor húmedo de la selva, del silencio verde de la selva, perdida, fui guiada por el sonido de una cascada.

4. Xalpa de noche: el aire me pega de golpe en la cara: un recorrido turístico por Xalapa, en moto.

5. Con qué fuerza me pediste que no me fuera.

domingo, marzo 02, 2008

Encuentro una parte de mí en cada rincón I

Encuentro una parte de mí en cada rincón de cada calle… Voy metiéndome entre la gente, paso desapercibida. Me pierdo y me vuelvo a encontrar. Me encantan los balcones de las casas, las macetas, sus colores vivos, los callejones. Me tengo que llevar de regreso esa ligereza al caminar, la felicidad que me da volver a respirar este aire, la tranquilidad y la paz que siento cada vez que piso estas calles, pero sobre todo la fuerza de no darme por vencida y subir –de un solo golpe-- hasta el último escalón…