1955
Un año más sus pasos apresura;
un año más nos une y nos separa;
un año más su término declara
y un año más sus límites augura.
Un año más diluye su amargura;
un año más sus dones nos depara;
un año más, que con justicia avara
meció una cuna, abrió una sepultura.
¡Oh! dulce amigo, cuya mano clara
en cifra de cariño y de ternura
la mía tantas veces estrechara!
Un año más el vínculo asegura
de su noble amistad, alta y preclara.
¡Dios se lo otorgue lleno de ventura!
De "Nuevo amor" 1933
sábado, diciembre 23, 2006
Un año más
Publicadas por Cyn a la/s 2:39 p.m. 11 comentarios
Etiquetas: Por el gusto de escribir
viernes, diciembre 22, 2006
'El tren se llevó todo' (fragmento)
A la hora que pasaba el tren de pasajeros las señoras se apresuraban a ofrecer antojitos mexicanos: tacos, enchiladas, dulces típicos, refrescos, botanas. Los pasajeros estiraban los brazos desde la ventana para comprar comidas envueltas en papel estraza, los refrescos en vasos desechables, todo a precios muy accesibles.
“El pueblo vivía del ferrocarril, se vendía comida, se trabajaba en el ferrocarril. Cuando lo quitaron la gente no tuvo más remedio que irse a los ciudades”, comenta Alma Hernández, comerciante, quien ha pasado toda su vida en Paredón.
“Dicen que lo van a poner, pero ya perdimos la esperanza. Nos quitaron la principal fuente de empleo y el gobierno local nunca hizo nada”, añade su esposo, Agustín Rodríguez.
Los habitantes de Paredón hablan del ferrocarril con la nostalgia de quien recuerda mejores épocas. El viento chifla en cada rincón y ya no hay señoras, hombres o niños vendiendo a los pasajeros del tren dos veces al día. Desde hace años se dejó de escuchar el griterío de la gente: “¡Tacos, enchiladas! ¡cocas, chicharrones!”. Los colores que invadían la estación Paredón, han desaparecido, ahora este pueblo parece más desierto que nunca.
Ahora el huésped principal es el mar del desierto, esa tierra rojiza que al ser elevada por el viento hasta las ramas de los árboles, simulan el sonido de las olas del mar. A lo lejos podían apreciarse niños cabalgando entre esa polvareda roja, cegados por los remolinos y pese a eso avanzando seguros porque conocen el territorio, les pertenece.
La estación, quizá la más importante después de la de ciudad Frontera, Coahuila, está siendo reconstruida para montar un museo, pero esto nunca regresará a los habitantes aquello de los años perdidos, al contrario, les recordará en cada visita el tiempo en que todo estuvo mejor y cómo se le arrebató la estabilidad.
La alegría de este pueblo emblemático ya no es tan notoria y sus calles están pobladas por las miradas perdidas de ancianos que recuerdan los tiempos de trabajo en el ferrocarril. Ahora en torno a las vías sólo quedan ruinas de ferrocarriles y máquinas, trenes abandonados, pedazos de aluminio entre la hierba crecida, y un par de guardias siempre atentos, a la defensiva, resguardando un tesoro arrebatado.

Publicadas por Cyn a la/s 11:06 a.m. 7 comentarios
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lunes, diciembre 11, 2006
Enigma de la deseosa
Muchacha imperfecta busca hombre imperfecto
de 32, exige lectura de Ovidio,
ofrece: a) dos pechos de paloma,
b) toda su piel liviana
para los besos, c) mirada
verde para desafiar el infortunio
de las tormentas;
no va a las casas
ni tiene teléfono, acepta
imantación por pensamiento. No es Venus;
tiene la voracidad de Venus.
Publicadas por Cyn a la/s 10:48 p.m. 15 comentarios
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domingo, diciembre 10, 2006
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Etiquetas: Ecos
jueves, diciembre 07, 2006
'Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos'
1. Dos semanas atrás: Tratando de rescatar algunos textos que tenían como destino el blog pero que nunca vieron luz, encontré lo siguiente:
Xalapa, Veracruz
Había un recuerdo hermoso (existe, sólo que ahora detrás del cristal de los años), acudía a él en los momentos difíciles porque me hacia sentir que la vida también podía ser hermosa, y no sólo eso, dada la importancia del suceso, recordar era pensar en todos los sueños que surgieron a partir de ahí. De un instante de dos, se construyeron los sueños de uno.
Las cosas luego fueron diferentes, el tiempo y la distancia me separaron de todos aquellos momentos que después se mezclaron con algunas conversaciones dolorosas. Sobre aquellos días cayeron desencuentros que los hicieron tambalear. Sin embargo, hoy mientras caminaba a casa, bajo la lluvia, traté de rescatarlos un poco, de limpiarlos lo suficiente como para convertirlos en sonrisas… me hizo bien lograrlo y sentir que aquello ha pasado, que no duele, que me dejó todas esas cosas tan importantes: la sensación de mirarme en un espejo y encontrar siempre un rostro favorable.
Aquel guitarrista, melancólico y apasionado, me hizo darme cuenta de que existen los sueños, no esos rosas e inalcanzables, me habló de los sueños que se alcanzan con las manos, con las miradas, me enseñó a mirar a través de las ventana y a volar…
2. Hace algunos días: Viendo el video de la canción “Pájaros de Portugal”, de Joaquín Sabina, traté de recordar si alguna vez, siendo adolescente, me fugué de mi casa (para más información y establecer relaciones, ver el video).
Lo más cercano a una fuga fue en agosto del 2002 (ya bastante grandecita), me fui a Monterrey con un muchacho que apenas conocía (era la segunda vez que lo veía) y pasé un hermoso sábado por la tarde: Silvio Rodríguez, pizza, montañas y desierto.
El encuentro
Lunes por la tarde: Veo en mi lista de “conectados” su nombre, lo cual me extraña porque hacia tiempo que no se aparecía por ahí. Lo saludo. Me saluda. “Voy a estar miércoles y jueves en Saltillo”, me dice. “Ojalá podamos ir por un café”, le digo. “Quizá el jueves”, me dice. “Nos mandamos mensajes”, le digo.
Miércoles por la noche: Una cena de trabajo y un micrófono retrasaron el encuentro, pero finalmente nos vimos.
Hablamos un poco de todo, sobre todo de mi, creo, de mis tristezas. De las profesiones: nos conocimos siendo estudiantes y ahora cada quien hace lo suyo, contentos por eso. De la vez que acabó todo donde empezó. De las dedicatorias que no aparecieron en los textos. De las conversaciones desafortunadas. De las disculpas pendientes. De Path Metheny y Cortázar. De los infartos y los desenfartos. De las aspiraciones. De venganzas, por si acaso. De las entregas y las traiciones. De paredes y silencios. De lo que siempre fuimos: la eterna compañía, la sonrisa que salva…
Qué gusto vernos. Sonrisas. Un poco de jazz. La música no puede faltar. Ojalá sigamos en contacto, siempre es bueno tenerte cerca. Es tarde, debemos irnos. Abrazo. Hasta pronto.
Fue muy bueno verlo, ahora que ‘nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos’, ahora que los verbos que usábamos sólo se conjugan en pasado.
Publicadas por Cyn a la/s 10:44 a.m. 3 comentarios
Etiquetas: Por el gusto de escribir