Al final eres tú llevándome por todos los caminos del deseo, reventándome las venas, ahogándome en todos los mares. Tú rompiendo los hilos que me atan al mundo. Tú aniquilando la cordura. Tú volviéndome ceniza. Siempre tú detrás de todo. Tú en todos los rincones de todas las ciudades, en los nombres de todas las cosas. Siempre eres tú -ausente, silencioso- el final de todas mis historias.
martes, febrero 24, 2009
Tú
Al final eres tú llevándome por todos los caminos del deseo, reventándome las venas, ahogándome en todos los mares. Tú rompiendo los hilos que me atan al mundo. Tú aniquilando la cordura. Tú volviéndome ceniza. Siempre tú detrás de todo. Tú en todos los rincones de todas las ciudades, en los nombres de todas las cosas. Siempre eres tú -ausente, silencioso- el final de todas mis historias.
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domingo, febrero 22, 2009
'nunca jamás quiere decir tal vez'
Aquí va, con dedicatoria especial...
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viernes, febrero 20, 2009
El mar del desierto
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Etiquetas: Ruido de trenes
martes, febrero 10, 2009
'tanto imposible amor inexpresable'
Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses;
Que se pierda
Tanto increíble amor.
Que nada quede, amigos,
De esos mares de amor,
De estas verduras pobres de las eras
Que las vacas devoran
Lamiendo el otro lado del césped,
Lanzando a nuestros pastos
Las manadas de hidras y langostas
En sus lenguas calientes.
Como si el verde pasto celestial,
El mismo océano, salado como arenque,
Hirvieran.
Que tanto y tanto amor
Y tanto vuelo entre unos cuerpos
Al abordaje apenas de su lecho, se desplome.
Que una sola munición de estaño luminoso,
Una bala pequeña,
Un perdigón inocuo para un pato,
Derrumbe al mismo tiempo todas las bandadas
Y desgrarre el cielo con sus plumas.
Que el oro mismo estalle sin motivo.
Que un amor capaz de convertir al sapo en rosa
Se destroce.
Que tanto y tanto, una vez más, y tanto,
Tanto imposible amor inexpresable,
Nos vuelva tontos, monos sin sentido.
Que tanto amor queme sus naves
Antes de llegar a tierra.
Es esto, dioses, poderosos amigos, perros,
Niños, animales domésticos, señores,
Lo que duele.
Amor
Aman los puercos.
No puede haber más excelente prueba
De que el amor
No es cosa tan extraordinaria.
Monelle
También la pobre puta sueña.
La más infame y sucia
Y rota y necia y torpe,
Hinchada, renga y sorda puta,
Sueña.
Pero escuchen esto,
Autores,
Bardos suicidas
Del diecinueve atroz,
Del veinte y de sus asesinos:
Sólo sabe soñar
Al tiempo mismo
De corromperse.
Ésa es la clave.
Ésa es la lección.
He ahí el camino para todos:
Soñar y corromperse a una.
No sirve de otro modo
No importa que sea falso:
Cuando tú quieras verme unos minutos
Vive conmigo para siempre.
Cuando simplemente quieras
Hacer bien el amor
Entrégate a mi cuerpo
Como si fuera el tuyo
Desde el principio.
De otro modo, no sirve:
Sería como prostituirse
El uno con el otro;
Haríamos de todo esto
Un gratuito burdel de dos personas.
Eduardo Lizalde
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martes, febrero 03, 2009
Cuarto de siglo
Después la calma, despertar al día siguiente y encontrarme a la gente que quiero (en un mensaje o con su presencia), de recordar (sin demasiada tristeza) a los que ya no hablaron; de sentirme feliz y completa con los que se quedaron.
Y luego unas ganas inmensas de silencio y de calma. Apagar la música, guardar los tragos y que la gente se vaya de casa.
En eso estoy...
Me quedo con esta frase que leí hace mucho en un libro de Kundera:
“La belleza para poder ser apreciada necesita de una cierta proporción mínima de silencio”
Publicadas por Cyn a la/s 12:58 p.m. 2 comentarios
Etiquetas: Por el gusto de escribir