viernes, noviembre 30, 2012

...Y cuando colocas, por fin, la última pieza, ya hay en la mesa un nuevo rompecabezas para armar

lunes, junio 18, 2012

El don vs. lo amado


Todas las personas nacemos con un don, me dijeron alguna vez. Hay quienes pasan la vida buscando ese don y nunca lo encuentran, otros con más suerte lo descubren desde el principio y aprender a explotarlo, unos más pasan sus mejores años creyendo que lo encontraron, así. De todo. 
Un don no es siempre aquello que más te gusta, cabe aclarar. He tenido amigos cuyo don es la pintura, por ejemplo, pero lo que realmente aman es tocar un instrumento. Yo desde niña supe (o quise creer) que mi don era escribir. 
Mi fascinación por las letras inició antes de que comenzara a leer. “¿Qué dice ahí?”, abrumaba a mis padres siempre con esa pregunta, hasta que mi papá se fastidió y decidió enseñarme a leer él mismo. 
Tan pronto como comencé a leer encontré en las letras algo inquietante, leía todo lo que me caía en las manos. Desde uno que otro cuento que me compraban mis padres, hasta una enciclopedia de cuentos de hadas que me robaba de casa de un tío. Entonces no tenía acceso a los clásico ni a los grandes de la literatura, pero esas historias encontradas por accidente me empujaron por el camino de la lectura. 
Después la escritura fue otro descubrimiento. Aún hoy me resulta difícil explicar lo que sentía al escribir. Era como volar. Volar con el lápiz a ras del papel. Me sentí tan plena escribiendo mis primeros diarios que supe que eso quería hacer por el resto de mi vida. 
No sabía si era buena escribiendo esas cosas, si lo hacía bien. Hoy los leo, me ruborizo y respondo que no, pero tenía 9 años, no se puede juzgar un texto de esa edad.
En la secundaría comencé a escribir algo que llamaba poemas, inspirada en unos cuantos libros que había en la escuela. Mis amigas decían que era escritora, pero en ese tiempo llamarme así no podía ser otra cosa más que una burla.
Y así fue transcurriendo la vida, siempre entre letras. “Desde que empecé a escribir no he hecho más que eso, escribir”, le dije a mi esposo (que también escribe) hace tiempo. Y realmente así fue. Pero después de tantos años no sé en qué punto estoy.
A veces siento que avanzo, pero otras veces que retrocedo tres pasos. He llevado esta carrera dando saltos de un lado a otro, combinando la escritura con otras cosas que me gustan. No he tenido un aprendizaje lineal. Siempre he dicho que lo mío es contar historias. Lo he intentado hacer desde el periodismo y desde la ficción, una veces con más éxito que otras. Quiero pensar que aún no es momento, que tengo todo que aprender, que el camino apenas empieza. Que soy una flama que apenas da sus primero chispazos. 
Vuelvo a leer los textos de este blog y a veces siento que, por permanecer tanto en la tierra, que es lo que muchas veces exige el periodismo, he tenido que sacrificar tanto de hoguera que tenían mis textos.
A veces pienso que quizá la escritura no es mi don, sino lo que amo hacer y que mi don está ahí guardado dentro de mí esperando ser descubierto. Lo que no puedo negar es que siento ese algo dentro, esa bola de fuego queriéndose salir de mi pecho, y que sólo se calma cuando escribo, como hoy, volando al ritmo de los dedos sobre el teclado. 

miércoles, marzo 14, 2012

Una historia

Los supo por primera vez el día en que sus nietos la llevaron a su vieja casa. Cuando vio aquel viejo pozo del que ya no quedaba ni una gota de agua, sus 60 años de angustia le cayeron de golpe. Se vio a sí misma a los 16, cuando sacaba agua de aquella noria bajo la mirada incisiva de un hombre de ojos claros y rasgos duros. Frente a las ruinas de esa casa vieja entendió apenas qué significaron aquellas palabras de sus padres: “Te vas a casar con él”. Después de 15 hijos, la muerte del hombre con el que la casaron y educar y escuchar tantas vidas, supo que aquello que vivió se llamaba infelicidad. Así a sus 80 años y frente a aquellas ruinas conoció la libertad, pero cuando se descubrió cansada y vieja también supo que era demasiado tarde.


jueves, septiembre 08, 2011

"Abrazado a la Maga, esa concreción de nebulosa, pienso que tanto sentido tiene hacer un muñequito con miga de pan como escribir la novela que nunca escribiré o defender con la vida las ideas que redimen a los pueblos"


Rayuela, capítulo 2

miércoles, septiembre 07, 2011

...y estoy aquí de regreso, desempolvando las palabras que tenía olvidadas. He vuelto después de emprender un nuevo vuelo, el más bello y verdadero, el vuelo que se hace entre dos.

Seguro ya perdí a mis cinco lectores que aún conservaba por aquí, pero vuelvo sin más ansias que las de escribir, la de desempolvar las historias, de tocar las mariposas que aquí yacen encantadas y dejarlas volar...

martes, diciembre 28, 2010

Demonios

Que los demonios se alejen, opácalos con tu luz, apaga sus gritos con el sonido pausado de tus palabras.
Préndeles fuego con tu llama, bésame suavemente los oídos para no escuchar su saña, apriétame los labios para no responderles nada...
Aleja los demonios, cubre con tu piel las cicatrices, acarícialas con tus dedos para recordarles que ya no son, que ya no sangran...
Calla sus voces con el eco enfurecido de tus olas, ahógalos en tu respiración, mantéenme con tu mano firme en el mundo.
Espanta los demonios, vela con tus ojos mis sueños, estira tu brazo para rescatarme de su infierno...
Bésame los ojos y la frente, préstame tu pecho para descansar después de la batalla. Aparta los miedos y al final, cuando no sea tarde, traza la distancia que han de recorrer mis alas.

sábado, septiembre 04, 2010

Pasó...

Y pasó de nuevo. El amor inoportuno, la esquina por la que no quería pasar, las ansias, el deseo, la inquietud, el mar enfurecido levantándose en mi pecho, la arena del desierto cegándome los ojos. El amor reprimido, la bala mortal al fin disparada, el viento escabulléndose por todos los rincones, la furia, la felicidad, la angustia, la calma.
Y entonces encontré su mirada, los ojos que nunca me atreví a mirar, el vuelo tantas veces planeado, la verdad, el calor, la magia. El amor despiadado, deslumbrante, aterrador. La piel estremecida, las palabras precisas, el abismo, el por qué, la respuesta, la dicha, el ahogo, la paz, la euforia, el goce, la bienvenida.
Y el mismo final. El amor retrasado, la despedida, la tristeza, la desilusión, la mentira, la ausencia, el adiós, el imposible, la lágrima, el adiós...

lunes, agosto 30, 2010

Quiero quitarme los ojos para verte