martes, febrero 24, 2009

Al final siempre eres tú. Tú rostro detrás de mi hombro en el espejo. Tus palabras que no quiero escuchar. Tú cruzando -no sé cómo- todas las vidas para llegar otra vez hasta mí. Al final eres tú siempre. Tu sangre corriendo a todo galope, contagiándome, desgarrándome. Siempre tú entre-debajo-detrás de mis palabras. Tú y esa lluvia de gemidos. Tú y mis uñas que se entierran en tu espalda, siguiendo los caminos que marcaron desde siempre, al principio de cualquier historia. Tú y el deseo. Tú llevándome por ese túnel sin salida. Tú y el hueco en tu boca. Tú y esas palabras prohíbas que susurras en mi oído. Tú con todos tus secretos.
Al final eres tú llevándome por todos los caminos del deseo, reventándome las venas, ahogándome en todos los mares. Tú rompiendo los hilos que me atan al mundo. Tú aniquilando la cordura. Tú volviéndome ceniza. Siempre tú detrás de todo. Tú en todos los rincones de todas las ciudades, en los nombres de todas las cosas. Siempre eres tú -ausente, silencioso- el final de todas mis historias.



domingo, febrero 22, 2009

'nunca jamás quiere decir tal vez'

Platicando con mi amiga N recordé esta canción de Sabina y Calamaro. Hablábamos de esas personas peligrosas a las que es mejor tener lejos, a las que no buscamos porque 'corremos el riesgo de encontrarlas', por esa costumbre extraña de 'aferrarnos a lo perdido'.

Aquí va, con dedicatoria especial...



Todavía una canción de amor

No te fíes si te juro que es imposible
no dudes de mi duda y mi quizás
el amor es igual que un imperdible
perdido en la solapa del azar
La luna toma el sol de madrugada
nunca jamás quiere decir tal vez
la muerte es un amante despechada
que juega sucio y no sabe perder
Estoy tratando de decirte que
me desespero de esperarte
que no salgo a buscarte porque sé
que corro el riesgo de encontrarte
que me sigo mordiendo noche y día
las uñas del rencor
que te sigo debiendo todavía
una canción de amor.
No corras si te llamo de repente
no te vayas si te grito piérdete
a menudo los labios más urgentes
no tienen prisa dos besos después.
Se aferra el corazón a lo perdido
los ojos que no ven miran mejor
cantar es disparar contra el olvido
vivir sin ti es dormir en la estación.

viernes, febrero 20, 2009

El mar del desierto



Una ola de tierra rojiza es elevada por el viento, choca con los árboles. Un mar de polvo rojo cuyas olas van y vienen. El mar escarlata inunda la vieja estación de ferrocarril, baña las máquinas abandonadas, inservibles, moja los recuerdos de tiempos mejores, se va detrás de un niño que trepa un caballo a todo galope. Un huracán de polvo rojo invade las miradas de los viejos, los únicos que se resisten a dejar el pueblo, los que lo salvan de convertirse en pueblo fantasma, los que evitan que el mar del desierto lo ahogue para siempre.
Paredón, Coahuila
Texto publicado en 'Plaza Ludens' en enero de 2009.

La foto es de Gerardo Ávila.

martes, febrero 10, 2009

'tanto imposible amor inexpresable'

Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses;
Que se pierda
Tanto increíble amor.
Que nada quede, amigos,
De esos mares de amor,
De estas verduras pobres de las eras
Que las vacas devoran
Lamiendo el otro lado del césped,
Lanzando a nuestros pastos
Las manadas de hidras y langostas
En sus lenguas calientes.
Como si el verde pasto celestial,
El mismo océano, salado como arenque,
Hirvieran.
Que tanto y tanto amor
Y tanto vuelo entre unos cuerpos
Al abordaje apenas de su lecho, se desplome.
Que una sola munición de estaño luminoso,
Una bala pequeña,
Un perdigón inocuo para un pato,
Derrumbe al mismo tiempo todas las bandadas
Y desgrarre el cielo con sus plumas.
Que el oro mismo estalle sin motivo.
Que un amor capaz de convertir al sapo en rosa
Se destroce.
Que tanto y tanto, una vez más, y tanto,
Tanto imposible amor inexpresable,
Nos vuelva tontos, monos sin sentido.
Que tanto amor queme sus naves
Antes de llegar a tierra.
Es esto, dioses, poderosos amigos, perros,
Niños, animales domésticos, señores,
Lo que duele.
Amor
Aman los puercos.
No puede haber más excelente prueba
De que el amor
No es cosa tan extraordinaria.
Monelle
También la pobre puta sueña.
La más infame y sucia
Y rota y necia y torpe,
Hinchada, renga y sorda puta,
Sueña.
Pero escuchen esto,
Autores,
Bardos suicidas
Del diecinueve atroz,
Del veinte y de sus asesinos:
Sólo sabe soñar
Al tiempo mismo
De corromperse.
Ésa es la clave.
Ésa es la lección.
He ahí el camino para todos:
Soñar y corromperse a una.
No sirve de otro modo
No importa que sea falso:
Cuando tú quieras verme unos minutos
Vive conmigo para siempre.
Cuando simplemente quieras
Hacer bien el amor
Entrégate a mi cuerpo
Como si fuera el tuyo
Desde el principio.
De otro modo, no sirve:
Sería como prostituirse
El uno con el otro;
Haríamos de todo esto
Un gratuito burdel de dos personas.

Eduardo Lizalde

martes, febrero 03, 2009

Cuarto de siglo

Cumplí 25 años en medio de un huracán, una vorágine de dos días: Intensos, eufóricos, vivos, felices, de gritos y abrazos, aire puro, desierto y ruido de trenes en las venas.

Después la calma, despertar al día siguiente y encontrarme a la gente que quiero (en un mensaje o con su presencia), de recordar (sin demasiada tristeza) a los que ya no hablaron; de sentirme feliz y completa con los que se quedaron.

Y luego unas ganas inmensas de silencio y de calma. Apagar la música, guardar los tragos y que la gente se vaya de casa.

En eso estoy...

Me quedo con esta frase que leí hace mucho en un libro de Kundera:


“La belleza para poder ser apreciada necesita de una cierta proporción mínima de silencio”