sábado, febrero 24, 2007

Del baúl de los recuerdos

El bote de basura

Fijémonos bien. El bote de basura es el más satisfecho de todos los objetos. Hojas, libros completos, plumas, comida, recuerdos, frutas, verduras, ausencias, espacios, papeles, cuadernos, juventud, juguetes, vidas, tela, sueños. Guarda cosas tan inimaginables que ni siquiera nosotros sabemos que perdemos.

jueves, febrero 22, 2007

Mariposa en la red

¿Recuerdan ese texto "El tren se llevó todo" que publiqué post atrás? pues me acabo de enterar de que me lo publicaron en Homines. Muy contenta por eso. Aquí el link:


P. D. Si les interesa publicar en este portal, mándenme sus textos y yo se los hago llegar a la redactora.

martes, febrero 20, 2007

Invitación


Para la edición de marzo 18 de la página “La tramontana” voy a incluir mini cuentitos (de unos 10 reglones) que se relacionen de alguna manera con la primavera.
Están todos invitados a participar, pueden dejarlos aquí o mandarlos a la.tramontana@yahoo.com.
Muchas gracias, ¡nos leemos pronto!

sábado, febrero 17, 2007

Palabras de la griega

No me guardes en tu imaginación.
No me pienses.
Tus ojos están llenos de espléndida ponzoña.
No me mires.
Que mi saliva te inunde la garganta.
No me asfixies.
Deja de agusanar mi mente confundida.
No me pudras.
Guarda mis incisivos en una caja de plata
pero no te arrodilles ante sus resplandores.
No me reces.
Que mis ropajes no sirvan de velamen
a los navíos sin patria.
No me rasgues.
Que mis coágulos no vivan en tus uñas
ni en los nudillos que derriban templos.
No me maldigas.
En la herida la sal halle su suerte.

Francisco Hernández

jueves, febrero 15, 2007

‘Amor se llama el juego’

Texto publicado en la página "La Tramontana: periodismo y literatura" del periódico La Prensa de Monclova, Coahuila.

Desde el principio de los tiempos el amor ha ocupado un lugar privilegiado en la literatura: enamoramientos entre dioses y mortales, amores imposibles, clandestinos, prohibidos o dulces e incontrolables capaces de superar cualquier obstáculo. Monumentales libros se han escrito para definir este misteriosos sentimiento, desde El arte de amar, de Ovidio, hasta La llama doble, de Octavio Paz.

Así que, para ponernos ad hoc con el ambiente romántico que pinta de rojo todas las vitrinas de los supermercados, hemos decidido darle un espacio también en esta página.

Empezamos esta edición con una selección de libros románticos, contemporáneos, que sin duda pueden servir como regalo en estas fechas o para leer en cualquier época del año.


‘Pero siempre nos queda París’

Aunque Guía triste de Paris de Alfredo Bryce Echenique (Lima, Perú, 1939) no es precisamente un libro romántico, tiene cuentos que entran a la perfección en esta temática; claro, no se podría esperar menos teniendo como escenario la ciudad del amor por excelencia.

El mejor ejemplo es, sin duda, el cuento "Deep in a dream of you" con su "si tú no te despegas de mí, yo tampoco" o "¿Por qué hace años que no te espero y ahora te espero desde hace años y años?".

Historias de encuentros y despedidas como en el relato "Lola Beltrán in concert": "de regalo de separación, me pidió que le obsequiara un tocadiscos para seguir oyendo en Lima la misma música que oíamos en París, para acordarse siempre de mí cuando me olvidara".

Parejas dispares: "Se habían querido demasiado, parece ser, pero cada uno a su manera" (en el cuento "Chateau Claire").

Romances que la ciudad luz regala como despedida: "Nunca nos preguntamos nada, Géraldine Maillet y yo, y por ello sigo inclinándome a pensar que cada uno fue para el otro, como en un sueño" (en "Las porteras nuestras de cada día").

El libro nos regala melancólicos recuerdos que se escuchan como eco en las calles, en las latas pateadas en las calles, en los rincones habitados por peruanos y que el autor reconstruye para darnos noticias de un París, sorpresivamente triste: "Tuviste que ser tú, París canalla".

Alfredo Bryce Echenique, Guía triste de Paris. España, editorial Punto de Lectura, 2001.

Geografía mexicana y amor Visitando la República Mexicana, sus lugares ocultos, su interminable comida, sus paisajes, sus rincones melancólicos, Sara Sefchovich (México, 1949) en Demasiado Amor recorre de principio a fin también el amor: "Con él fui por la tierra y por el agua, con él conocí el cielo y el sol, la noche, la lluvia, la dicha…"

Utilizando el género epistolar, el personaje nos muestra cómo sin querer su vida se transforma y se divide: "Toda mi vida estaba suspendida en el amor a él, esa vigilia, esa espera de los fines de semana que era cuando me buscaba".

En estas páginas se vive a flor de piel un verdadero amor que "es imposible de soportar. Porque no se le puede permitir que se muestre indigno de los espléndidos sueños que se forjan para él. Porque no se le puede permitir que caiga en la rutina, en la costumbre".

Sara Sefchovich, Demasiado amor. México, editorial Planeta, 2000.

Un amor imposible en la China del Norte
El amante de Marguerite Duras (Saigón, 1914) es un libro imprescindible en esta colección, con su romanticismo, sensualidad y pasión hasta los codos, nos narra la historia en la que una niña se enamora de un hombre mucho mayor que ella, millonario y comprometido.

El chino y la niña viven una historia intensa y oculta en una pequeña casa en el centro de la ciudad, entre comerciantes y mercaderes:

"Se sonríen. Vuelve el deseo. Dejan de sonreírse. Él la vuelve a vestir. Y luego la mira una vez más. La mira. Ella, sí ella habita ya en el chino. La niña, sí la niña sabe eso…"

Lo que inicia con una relación pasional termina convirtiéndose en amor verdadero:

"Mucho tiempo ella le mira. Luego le dice que alguna vez él tendrá que contarle a su mujer todo lo que ha ocurrido, entre tú yo dice, entre su marido y la chica del colegio de Sadec. Todo, tendrá que contar, tanto la felicidad como el sufrimiento, tanto la desesperación como la alegría. Ella le dice: Para que sea una y otra vez contado por la gente, quienquiera que sea, para que el conjunto de la historia no sea olvidado…"

Marguerite Duras, El amante. México, editorial Tusquets, 1984.


Gabriel García Márquez y los "amores contrariados"
Si alguien es fascinante para iniciar un libro es García Márquez (Colombia, 1928) y la prueba no sólo es Cien años de soledad o Crónica de una muerte anunciada, en el inicio de este libro El amor en los tiempos del cólera nos resume todo lo que, sin saber, habremos de leer en el resto de la novela:

"Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados".

Si piensa que todos los amores terminan mal esta novela es una prueba para demostrar lo contrario: "Fermina Daza (…) salió al corredor con la esperanza de encontrarlo de un modo que pareciera casual, y no tuvo que andar mucho: Florentino Ariza estaba sentado en el corredor, callado y triste como en el parquecito de Los Evangelios, y preguntándose desde hacia más de dos horas cómo iba a hacer para verla".

Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera. España, editorial Narrativa Actual, 1993.


Amor en el Desierto del Sáhara

Al desplazarse de un lugar a otro no sólo se "puede contemplar la vida con mayor objetividad", también los sentimientos pueden transformarse y esta no es la excepción.

El cielo protector de Paul Bowles (Estados Unidos, 1911) es una historia de desencuentros, reencuentros y despedidas. De explorar y descubrir ciudades, emociones, sentimientos y donde el amor está en constante prueba:

"A veces pensaba que Port se refería a su propia esperanza, que únicamente si ella era capaz de llegar a ser como era él, él encontraría el camino de vuelta al amor, porque para Port amar significaba amarla a ella, a nadie más que a ella…"

Paul Bowles, El cielo protector. México, editorial Punto de Lectura, 2001.

miércoles, febrero 14, 2007

El hueco en tu hombro es el mejor lugar para poner a descansar mis sueños...

miércoles, febrero 07, 2007

...



¿Quién colecciona
mariposas tristes?

viernes, febrero 02, 2007

23

Veintitrés suena bien...

“23” en el buscador arroja 5,770,000,000 resultados y yo a mis veintitrés, triplico la cifra en recuerdos.

A mis veintitrés he visitado diez estados de la república, me he mudado de casa siete veces, y en cada casa he dejado abandonadas algunas pertenencias (materiales y emocionales), he mentido 2 567 veces, me he reído 15 minutos por cada hora de mi vida, he besado a tres príncipes azules, a 8 sapos y a otros tantos que no entran en ninguna clasificación.

He visto 15 veces a algún antiguo amor con nueva novia y siempre, invariablemente, se me parte el corazón. He perdido diez amigas, me han abandonado cinco perros y uno que otro muchacho.

He tenido peces, hamster, tortugas, conejos y gatos. He intentado estudiar dos carreras, de las cuales sólo una terminé y todavía no me titulo. He intentado estudiar inglés siete veces y francés en dos ocasiones.

He empezado tres revistas, de las cuales ninguna sobrevive. He visto el mar diez veces, cuatro de las cuales fue de noche.

He seguido mis impulsos 1 986 568 veces y he pensado las cosas antes de hacerlas en 1 234 000 ocasiones. He recorrido parcialmente el estado 35 veces.

He llorado por lo menos una vez a la semana. He tenido cinco amores platónicos, de los cuales ninguno sobrevivió.

He dejado ir al amor cinco veces y de ninguna me he arrepentido. Me fugado ocho veces. He pasado 36 horas continuas sin dormir. He chocado seis veces. Me he caído y levantado 98 567 veces.

Me he fumado 8 760 cigarros. He caminado bajo la lluvia 295 veces. He visto 28 amaneceres. He caminado siete veces sola por ciudades desconocidas.

He reído, cantando, bailado, emborrachado, enamorado, llorado, enojado en 23 años y espero seguirlo haciendo por 23 más…