martes, diciembre 30, 2008

Recuento 2008: saldo positivo

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Juan Gelman

Esto de hacer balances y recuentos era antes una actividad casi de autotortura, pero desde hace un par de años se convirtió (como debe ser) en un momento de reflexión y de regocijo. Sobre todo porque me doy cuenta de mi crecimiento personal, de que todas las personas y los acontecimientos traen siempre consigo un gran aprendizaje.

Este año fue particularmente extraño y bueno. Hubo de todo: logros, romance, nuevos amigos, temblores, viajes, trabajo, reconciliaciones y despedidas.

Muchos proyectos encontraron en el 2008 su consolidación, sobre todo en lo laboral, y otros tantos serán heredados al año que está por comenzar.

Me quedo con muchas cosas que me dan fortalece para lo que viene, por ejemplo:

-Los recuerdos de un amor que no terminó bien, pero "fue bueno mientras duró".

-Con la amistad de APV un hombre al que admiro y quiero muchísimo.

-La certeza de que las personas no se van definitivamente, siempre queda algo por lo cual regresar.

-Que la vida está hecha de ciclos que tarde o temprano se cierran.

-La honestidad, un valor fundamental para cualquier tipo de relación.

-Este año me dejó muy buenas nuevas amistades, pero también me confirmó la importancia de ciertas personas que siempre han estado ahí. Su presencia en mi vida me ha salvado de más de un desconsuelo.

-Que lo mejor de una relación que termina es la satisfacción de haberlo dado todo, sin miedo y sin reservas.

-Que las alas a veces son sobrepuestas y no es difícil irnos con la finta de que alguien realmente sabe volar.

-Que todas las cosas llegan a su tiempo. Vivir sola y compartir esa experiencia con tres grandes personas me ha obligado a crecer en todos los sentidos.

-Que muchas de las cosas llegan de súbito, pero cuando son parte de un proceso te permite ir valorando cada paso (y no hacer tantas locuras).

-Siempre hay pretextos para viajar y cada lugar deja un aprendizaje. Xalapa, Villahermosa y Ciudad Juárez fueron los viajes de este año. En Xalapa cerré un círculo, en Tabasco viví una historia de amor y en Juárez descubrí el miedo.

-En los asuntos familiares, nada como ser un testigo con voto de calidad.

Entre tantas cosas también fue un año de altos vuelos, de crecimiento, de autoconocimiento, de retos, descubrimientos, de amor propio. Hoy, en el umbral del fin de año, espero el 2009 de frente, sin ocultarme detrás de nada, sin melodramas, sin estarme doliendo de ninguna herida. Espero el próximo año con una sonrisa, con toda las ganas y con toda la esperanza de que si el 2008 fue bueno, el que vine será mejor.

martes, diciembre 02, 2008

Blues

Más sal a la herida. Aquí un poeta de Villahermosa ¿casualidad? No, total premeditación, alevosía y ventaja...

Blues

No era necesaria una nueva acometida de la soledad
para que lo supiera.
Navegaba la mar por un rumbo desconocido para mis manos.
Donde el amor moró y tuvo reino
queda ya sólo un muro que avasalla la hierba.
Queda una hoja de papel no en blanco
donde está anocheciendo.
Donde goteaba luceros una noche
sobre unos hombros limpios como verdad mostrada,
sólo queda una brisa sin destino.
Donde una mujer fundara un beso,
sólo árboles postrados al invierno.

Y no era necesario decirlo.
El corazón sin que sea una lágrima
puede sombrear las mejillas.

La ventana da a la tristeza.
Apoyo los codos en el pasado y, sin mirar, tu ausencia
me penetra en el pecho para lamer mi corazón.

El aire es una mano que está hojeando mi frente.
Mi frente donde la luna es una inscripción,
una voz esculpiendo su olvido.

Como humo la luna se levanta
de entre las ruinas del atardecer.
Es muy temprano en ese azul sin rostro.
No era necesario enturbiar la soledad
con el polvo de un beso disuelto.
No era necesariomemorizar la noche en una lágrima.

Labios sobrecogidos de olvido,
pulsaciones de un oleaje de mar ya retirándose,
ruido de nobes que el otoño piensa.

Hay lápices en forma de tiempo, vasos de agua
donde el anochecer flota en silencio.
Hay una rama de árbol como un brazo esculpido
por algún abandono.

Hay miradas y cartas donde la noche
puso en marcha al vacío,
a las frentes que extinguen su remoto color
sobre letras que enlazan señales de viaje.

Aquí está la tarde.
Puede enrolarse en ella quien esté enamorado.
Aquí está la tarde para designar una ausencia.

Suena en mi pecho el mundo
como un árbol ganado por el viento.

No era necesaria la tarde, tampoco este cigarro cuyo humo
puede ser otra mano evaporándose.

Invernará la noche en mi pecho.
No era necesario saberlo.
No tiene importancia.
Espero una carta todavía no escrita
donde el olvido me nombre su heredero.

José Carlos Becerra