viernes, diciembre 22, 2006

'El tren se llevó todo' (fragmento)


Paredón, ejido de Ramos Arizpe en Coahuila, fue quizá la población más afectada por la privatización del ferrocarril y la cancelación del tren de pasajeros, puesto que la economía de sus habitantes, además de la agricultura y la ganadería, estaba basada en el comercio y utilizaban este medio de transporte para ofrecer sus productos a otros municipios.

A la hora que pasaba el tren de pasajeros las señoras se apresuraban a ofrecer antojitos mexicanos: tacos, enchiladas, dulces típicos, refrescos, botanas. Los pasajeros estiraban los brazos desde la ventana para comprar comidas envueltas en papel estraza, los refrescos en vasos desechables, todo a precios muy accesibles.

“El pueblo vivía del ferrocarril, se vendía comida, se trabajaba en el ferrocarril. Cuando lo quitaron la gente no tuvo más remedio que irse a los ciudades”, comenta Alma Hernández, comerciante, quien ha pasado toda su vida en Paredón.

“Dicen que lo van a poner, pero ya perdimos la esperanza. Nos quitaron la principal fuente de empleo y el gobierno local nunca hizo nada”, añade su esposo, Agustín Rodríguez.

Los habitantes de Paredón hablan del ferrocarril con la nostalgia de quien recuerda mejores épocas. El viento chifla en cada rincón y ya no hay señoras, hombres o niños vendiendo a los pasajeros del tren dos veces al día. Desde hace años se dejó de escuchar el griterío de la gente: “¡Tacos, enchiladas! ¡cocas, chicharrones!”. Los colores que invadían la estación Paredón, han desaparecido, ahora este pueblo parece más desierto que nunca.

Ahora el huésped principal es el mar del desierto, esa tierra rojiza que al ser elevada por el viento hasta las ramas de los árboles, simulan el sonido de las olas del mar. A lo lejos podían apreciarse niños cabalgando entre esa polvareda roja, cegados por los remolinos y pese a eso avanzando seguros porque conocen el territorio, les pertenece.

La estación, quizá la más importante después de la de ciudad Frontera, Coahuila, está siendo reconstruida para montar un museo, pero esto nunca regresará a los habitantes aquello de los años perdidos, al contrario, les recordará en cada visita el tiempo en que todo estuvo mejor y cómo se le arrebató la estabilidad.

La alegría de este pueblo emblemático ya no es tan notoria y sus calles están pobladas por las miradas perdidas de ancianos que recuerdan los tiempos de trabajo en el ferrocarril. Ahora en torno a las vías sólo quedan ruinas de ferrocarriles y máquinas, trenes abandonados, pedazos de aluminio entre la hierba crecida, y un par de guardias siempre atentos, a la defensiva, resguardando un tesoro arrebatado.


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Después del record de visitas a mi blog, me pongo seria y publico un fragmento del proyecto en el que trabajo actualmente, ojalá les guste.

7 Comments:

Anónimo said...

Chalalala. Me gusta me gusta!!!!
Es la primera vez que visito tu blog y me tope con agradables sorpresas. Cuentame como una visitante más. =)

Saludos!!

Anónimo said...

me gustó!!!
ya quiero tener el libro en mis manos jeje
que bueno que ya actulizaste, despues de ese poema que animó a tus admiradores jaja
y aunque se escuche trillado, GRACIAS POR TU AMISTAD...

Anónimo said...

amiga clrao que esta bien padre echale ganas un buen libro se esta cocinando quien dijo que no sabes nada de cocina jajaja

mariposa azul

Anónimo said...

Me gustó mucho el texto y en especial el final, eso del resguardando un tesoro arrebatado, ¡wow!

Encontré por allí algunos pequeños errores como en "Los habitantes de Paredón "habla"", un simple error de dedo.

Pero parece que estas crónicas van muy bien, te están quedando nostálgicas y agradablemente personales: le evocan a uno recuerdos perdidos (o tal vez inventados).

Un siempre saludo,
cronopio

Elena Méndez said...

¡¡¡excelente!!!

RomáN said...

Hola Cyn:

Sé que el peridodismo es tu oficio (¿y tu vicio?) porque me lo has dicho y porque lo he leido en tus letras y este post es una prueba más de ello.
Aunque no me considero capacitado para darte una crítica periodística si puedo darte mi opinión como lector. Tu post me hizo transportarme a Paredón y gracias a tus letras conocí -palpé, escuché, olí- todo el signficado que el Tren (con mayúsculas) tenía (tiene) en ese poblado.
Tu crónica me ha dejado con un sabor a nostalgia en los labios.
Muchos saludos! :)

Anónimo said...

Buenas, llegue de causalidad, me deje llevar por los caracteres dulcemente acariciados, algo de silvio, ora poca de sabina, mucha poesía y de repente me tope con el relato del pueblo sin tren, y si, no me resisti a leerlo y dejarme transportar por y desde el. Me hizo recordar postales similares, a las cuales solo bastaria cambiarle el nombre de la localidad y nadie osaria notar diferencia alguna, me retrotraje a mi ultimo viaje en tren por el norte argentino, donde en cada estacion se llenaba de voces y vocecitas ofreciendo mas cosas de las imaginables, con caras sufridas de trabajo pero sin perder la alegria, de festejar qeu el tren nuevamente pasaba por su pueblo, de que no solo volvian a estar comunicados, existian! sino tambien regresaba una fuente de trabajo que los había sabido acompañar durantes tantos años.
lo dicho me ha gustad o mucho tu post
saludos
Vlad