martes, mayo 29, 2007

Cinco cosas que me obsesionan del café:

1. La cantidad exacta de azúcar y su perfecta dilución.

2. Que no esté fresco.

3. Que no tenga la cantidad precisa de lecha o crema y adquiera un extraño color entre verde y café.

4. Los residuos que se quedan en el fondo de la taza (a algunas personas les sirve para leer el destino, pero a mi no me sirve para nada).

5. Poder dejar de tomar después de la tercera taza.

22 Comments:

Anónimo said...

giuuu
ese color verduzco es muy guacaloso...
y sí, las cositas del fondo no sirven para nada... o puedes masticarlas y pensar que es tabaco, jajaja

cr.

AVE FÉNIX said...

Es todo un arte!! Aunque confieso que yo no soy tan silbarita con el café;)))Con que esté muy muy dulce.....
Besos!!

Anónimo said...

los silbaritas son los que hacen gorgoritos con el café?

RomáN said...

Creo que las suscribo todas (en especial la última) y agregaría:

Que no esté a una temperatura suficientemente cálida como para que humee bellamente (y arroje ese aroma irresistible que hace que jamás pueda cumplir la última obsesión que escribes)

Un abrazo con sabor -y aroma- a cafecito de Coatepec, de Xico, de Córdoba mezclados con café de "La Parroquia" de "Veracrú"!

P.D.Por cierto, te dejo la dirección de este blog (que me interesó, sobre todo, porque nada más entrar se percibe el olor a café en su interior -claro después me di cuenta que había cosas interesantes-)
http://erysantander.blogspot.com

Anónimo said...

sobre todo el sabor a media distancia entre amargo y dulce y adecuadamente caliente...

Cyn said...

Cr. No creo que lo de masticarlas sea buena idea =S

Ave fénix: ojalá vuelva a explicarnos eso de "silbarita" =P

Román: Gracias por traer su aroma a café veracruzano =D

Edmundo Dates claro, imprescindible! =D

AVE FÉNIX said...

jajajaj! me releo y antes de que leer tu contestación veo el error! upss! Sibarita! Sin la l...Algo así como una persona muy refinada o exquisita con la comida;))

Guffo Caballero said...

Snif. Yo no tomo café. A veces nomás del frío que parece nieve y le echan crema batida y chispitas de chocolate, jejeje. Pero eso no es café.
Gracias por tus palabras y tu apoyo con la situación que me pasó, y una disculpa por mi enojo y desahogo en el blog, pero es que neta que aaarrrgggghhhh!!!!!

Saludos Cyn.

P.D. Ya estoy terminado la tira cómica. Espero mandartela el jueves.

Eduardo said...

Un saludo cyn, deja veo que significa, caí por liga en la pagina del Guffo bueno no liga liga sino de un comentario.

Bueno, espero volver porque luego pierdo los lugares donde anduve.

Me puedo piratear el poema de Castellanos? creo que quedaría acorde a un post que quisiera hacer.

Saludos

Cyn said...

Ave fénix: gracias por la aclaración ;) =P

Guffo: no hay que agradecer, mejor hay que lincharlos =P

Eduardo: lo visitaré por su blog para recordárselo =P y claro que puede usar el poema de la Castellanos, saludos!

Anónimo said...

lo único que pienso al ver el café, son en esas tardes interminables de platica, de emoción y consuelo, de perderme en un liquido que ni siquiera me gusta su sabor, tan solo por escuchar su apoyo, por recordar ideas y promesas, o por tan solo buscar un pretexto para recuperar el ritmo...

.(..)

Cyn said...

.(..) : el café siempre ha sido el pretexto de una larga larga amistad. Gracias por venir =D

Anónimo said...

un beso con ese cafecito le serviria para algo?

saludos desde aca
(sin acentos pero con extranhancia)

Cyn said...

Un café cubano transformado en beso es una antojable idea =D

Saludos hasta allá

Anónimo said...

Recibidos los saludos, y los besos, y con amor le mando m[as y m[as, y m[as y m[as, al fin que esos la aduana no los puede retener.

Falta poco...

isaac said...

tenemos muy diferentes obsesiones por el café...

saludos

Irene said...

Y a mi que no me gusta el café...=) eso sí su olor me vuelve loca.

Volveré por aquí

Saludos!

Anónimo said...

Cyntia, algo que no te he dicho: he declamado a solas, día y noche, durante años, el poema de Octavio Paz. “Óyeme como quien oye llorer...” Caray.
Cuando necesites algo, me dices. Si soy útil, encantado.
Un abrazo. Me gusta mucho el suplemento. Mucho. Lo de Elmer, mi querido Elmer Mendoza, genial. Saludos para ti y para él. “Óyeme como quien oye llorer...” Muy bien.
AP

Anónimo said...

Ni siquiera encuentro la parte que más me duele. No serán los riñones, seguro, ni el hígado ni la boca del estómago ni la cabeza ni los pulmones. Será otro lugar

POR ALEJANDRO PAEZ VARELA


–Dedicado a todo el abecedario. Escrito para ser leído con Postcards From Italy, de Beirut


Ni siquiera encuentro la parte que más me duele. No serán los riñones, seguro, ni el hígado ni la boca del estómago ni la cabeza ni los pulmones. Será otro lugar. Nada más cierro los ojos y me llegan agujas por todos lados, en cada centímetro. Nada más me doy un tiempo para pensar y se me atora la matraca del cerebro. Sólo tengo que apagar la luz de la recámara y los ojos se me vuelven de gato y veo, veo mucho, en el techo y en la almohada, en las patas del buró y en la lámpara, y me lastimo.
Qué pena ir al médico con estos padecimientos que no tienen verbo ni predicado. Ubico, para mi historial clínico, cabellos cortos y largos, labios pintados y desmanchados, risas y tristezas y malos sabores. Qué espectáculo voy a dar en una sala de espera junto a los otros que tendrán enfermedades que sí valen la pena. Me duele todo y no encuentro de qué quejarme. Me arde todo y no tengo de qué dolerme, en específico.
Si llego a consulta, le diré al médico que me duele un último tramo del abecedario: Margarita, Mariana, Mireya, Mónica, Nancy, Nadia, Patricia, Rocío, Sandra, Tania, Valeria. Me dirá, para ayudarme, que me toque una parte del cuerpo y la describa. Me dirigiré a él con la misma fórmula, aunque alternada: Adriana, Alejandra, Alicia, Ana, Baba, Cecilia, Clara, Diana, Dinora, Fernanda, Gabriela. O brincaré al arbitrio en mi expediente. A la ele, por ejemplo: Laura, Leticia, Lola. Y aún así, no encontraré la parte que más me duele. Los riñones no son, seguro; ni el hígado ni la boca del estómago ni la cabeza ni los pulmones. Será otro lugar.
Si voy al médico, mejor le diré que me duele todo: el haber nacido, por ejemplo. El ser feliz y ser amargo. Le explicaré, expediente en mano, que tengo un patrón de conducta que me encasilla, seguro, en alguno de tantos males. Que duermo despierto. Que me casé con los moscos y las alergias para no soportarlos. Que renazco por las mañanas y en la noche me vuelvo el diablo. Que lamento estar escribiendo a estas horas porque tantos pizarrones y marcadores y lápices y postits y cigarros no pueden ser saludables. Le diré que no encuentro en dónde me duele y me caen agujas de todos lados.

Anónimo said...

Café colombiano? Te invito a tomarlo, es excelente para que vayas a tomarlo con
RomáN
en la entrevista que te dará a conocer más de este gran amigo de la blogosfera.
Un saludito afectuoso para tí con aroma de café.

Ah!! por supuesto que todos tus amigos también están invitados a acompañarnos allí, ni más faltaba!!

Cyn said...

Nunca pensé que esta entrada tendría tantos comentarios. Gracias a todos por venir

Ti. said...

Hasta muchos días después ... el café es mi placer, mi gusto, mi único lujo.
me gusta fuerte, negro y sin azucar.

aun que también es rico con leche y acompañado de pastel.

una cosa más a la lista