jueves, abril 24, 2008

Texto con dedicatoria

Para G, en estos días

Si hay una persona que sabe volar, sin y con rumbo, con alas o sin ellas, es G. En sus ojos (ojos de los antiguos abuelos) conocí la libertad, la ligereza de los pies y la fuerza de las alas.
Llegaba a la oficina en la que, en ese entonces, trabajaba. Se sentaba en cuclillas, ponía sus manos sobre el escritorio, y sobre éstas la barbilla, me miraba fijamente con esos ojos llenos de brillo, me escuchaba atentamente, cualquier cosa ameritaba toda su atención, mientras, dentro de su cabeza, saltaban por todos lados miles de preguntas a las que inmediatamente les daba una respuesta y luego soltaba unas cuentas frases atinadas, acordes, mientras me escuchaba.
Después nos hicimos cómplices y él me miraba de lejos, siempre con brillo, mientras un buen amigo leí versos de Pessoa en portugués o cuando yo seleccionaba algunas canciones de Silvio de fondo, mientras comíamos.
En esas oficinas ideamos miles de planes, nos cargamos de fuerzas para iniciar una lucha que nunca termina. Escuchamos pláticas de adultos borrachos y atravesamos las noches del centro, siempre volando.
Volamos en las calles del DF. Volamos entre la euforia de la gente. Sentados fuera de Bellas Artes, mientras platicamos -volando- con esa niña, Perla, que volando iba de un lado a otro tratando de vender sus rosas. Volando cruzamos el Zócalo y volamos alto en el camino de regreso. Volamos viendo el amanecer y nos dejamos caer al precipicio "con la seguridad de que nunca caeríamos al suelo".
Volamos en las charlas de madrugada, volando nos hicimos compañía. Volando siempre estuvimos cerca. Volando escribimos. Volando tomamos café. Volando, siempre volando...

0 Comments: