viernes, septiembre 15, 2006

“Soy un rostro anónimo en esta multitud de rostros anónimos”


14 de septiembre de 2006

I

Déjame ver algún día como ven tus ojos
Julio Cortázar

Hoy, andando de noche por Xalapa, me di cuenta de que todos los días me encuentro a un ciego caminando por la calle con su inseparable bastón de ciego, desconozco si son los mismo de siempre, no puse atención a su rostro. Hoy lo descubrí por andar curioseando entre las miradas de la gente:

Encontré todo tipo de ojos, descubrí que los hippies tienen la mirada profunda; que hay ojos que saltan de un lugar a otro, que no pueden permanecer fijos; observé vagabundos con los ojos nublados (por suciedad o por tristeza, a veces es lo mismo); vi ojos de la costa veracruzana, ojos que siempre ven hacia arriba y los que, por ir viendo hacia abajo, me ocultaron su mirada; ojos que parece que ven, pero que detrás de su mirada hay nada; ojos que suplican compasión, ojos que sin ser boca sonríen, ojos que sin ser manos acarician, ojos que van espantados por haber visto demasiado, ojos desilusionados por no ver nada, ojos que son espejo, ojos que son tumba…

Acá en Xalapa me ha dado por convertirme en una observadora profesional. Algunas personas suelen criticar mi falta de esencia periodística porque no pregunto demasiado, la observación ha sido siempre mi principal fuente, las preguntas las suelo usar para confirmar lo que antes observé, quizá sea por eso que el periodismo y yo nos peleamos tan seguido, afortunadamente para mí, la crónica ha sido mi salvación, es quizá el único genero donde no todo tiene que ser certeza…
II

Lo dijo con la voz de esas mujeres que en la
vida han bebido demasiado, han conocido demasiado,
han amado demasiado, y por tanto están más allá
de la mentira…
Antonio Tabucchi

Pues resulta que yo iba por la vida imaginando que nadie me veía (Miguel de Unamuno), entonces aparece unos ojos de entre la multitud, me reconocen, pertenecen a una chica que me parece haber visto antes. Me dicen que si yo pertenezco al “clan“, que ha visto la señal en mi espalda, que la señal es inconfundible, que ella también es parte, me muestra la señal: es una mariposa…

La reconozco de inmediato y sonrío, nos sentamos en la banca del parque y charlamos, se llama Luna, me cuenta de sus vuelos, de su más grande vuelo a una ciudad antigua. Le hablo de mis dudas, de mis aterrizajes forzosos, de lo heridas que estuvieron mis alas. Asiente y sonríe, parece que conoce a la perfección mi caso, dice que se sintió igual que yo hace tiempo. Lloro en su regazo. Me pide que seque las lágrimas, que vuele, que para eso me han mandado acá. Lo dudo un poco, me dice que lo disfrute, que ya di el primer gran paso, primero camino despacio y al fin emprendo el vuelo. Ella me mira desde lejos sonriendo…

III
Quiero escribir, pero me sale espuma
César Vallejo

Hoy fue la segunda sesión de mi taller. Después de mi penosa primera sesión las cosas no estuvieron mejor esta vez (¿Por qué penosas? Porque no he leído a ninguno de los autores que el tallerista mencionó, muchos ingleses).

Es la primera vez que voy a un taller por mi propia voluntad, me pone muy nerviosa leer mis textos (todos dirán que es normal, que así se empieza) y me acordé de mis primeras clases con Chuy de León, rezaba para que nunca se leyeran mis textos, me escondía en el baño, hice mil peripecias, hasta que lo asumí como un mal necesario (jeje)…
Más o menos así me sucedió, me puse nerviosa durante toda la primera hora, estaba a punto de decir que no traía texo, pero me dije “¡No! Tienes que enfrentar tus miedos” (“únete a los optimistas“ jajá). Así que, con una voz casi imperceptible, atiné a decir: “yo”, y que me pongo a leer, lo que era en realidad un reciclado de “Viajar, perder países II” con algunas modificaciones que lo hacían más personal (el asunto era llevar un texto en primera persona).
Lo chistoso fue que mientras lo leía, los presentes ponían cara de desconcierto, al parecer yo, pese a estar hablando de Xalapa, describía una ciudad que les era desconocida. Cuando terminé de leer el tallerista sólo sonrió (quiero creer que es una señal de que le gustó o por lo menos le pareció simpático) y una de mis compañeras dijo algo así como “suena muy bien”. (jajá)

Los comentarios iban a ser al final, pero el tiempo se terminó y Homero (José Homero, es el que da el taller) hizo algunas observaciones a los que leyeron primero y dejó el resto para comentarlos las siguiente sesión, desafortunadamente entre esos textos iba el mío, así que todo es incertidumbre por ahora…
Cuando se terminó el taller, salí disparada del lugar, fui a reencontrarme con esa ciudad que sólo mis ojos pueden ver…
PD Las últimas dos imagenes son de mi amigo el Carlos

8 Comments:

Anónimo said...

Lo de Chuy es un caso insuperable;
creo que eso nos ha dejado una secuela para futuras decisiones. Pero no es tan malo, se peude vivir todavía. ¡Ánimo!

Anónimo said...

Qué padre imagen, con razón tu diseñador de cabecera es tu diseñador de cabecera : )… lo de convertirte en observadora profesional se le nota a tus letras : )… lo de Chuy de León, no lo puedo creer, pero si tú eras la niña-lista-del-salón-que-siempre-hacía-la-tarea =P, y por eso me caías gorda xD –jajajajaja-…

isaac said...

que densa...

has escrito uno de mis post favoritos

la parte que más me gustó fua la primera, la de los ojos...

escribes muy bien, me gustaría leer más escritos tuyos...

espero que estés bien

suerte en tu taller

salutos

Anónimo said...

Eliseo

en el fondo de este escrito hay melancolia, no caigas mariposa fragil, no sufras mujer fuerte.

OnceavoConejo said...

like too much the second post!!!

Atrevase a volar!! ya lo hizo una vez, pq no hacerlo 3,4 y más veces

Parece que la lluvia transmina inspiración

Anónimo said...

Pienso que tu texto del taller debe haberle gustado al tal Homero, escribes muy bien, a mí me gusta, y chido lo de los ojos, siempre he pensado que viendo los rostros de las personas puedes, de cierta forma, conocerlas. En lo que más me enfoco es en los ojos y las arrugas... Cuídate mucho, Cyntia. Te extraño.

Anónimo said...

hola! me encanto el texto... yo amo los ojos de las personas... esa camara portatil que fotografìa la vida es lo mejor...

gracias cyn por escucharme y por acariciar mis alas con tus palabras..

te quiero mucho!

Anónimo said...

Keep on writing...

¡Mariposas emigrando a Saltillo!