miércoles, enero 03, 2007

Días de invierno

I

Te quiero sólo para sueño
Fernando Pessoa

Déjame robarte un beso, déjame escuchar tu respiración en mi oído, déjame tenerte mientras dura un beso, mientras llegamos juntos al final de la escalera en la que abriremos dos puertas diferentes.

Déjame mirarte de nuevo, deja que recuerde el encuentro como el vuelo común entre dos aves que habitan cielos diferentes, como una mariposa y un colibrí...

Deja que me pose en tu presente antes de que se escape. Dame un segundo para conocerte, para olvidarte, para quedarme sólo con el brillo de tu mirada.

Déjame conocerte en la tierra, no me muestres el paraíso; no me muestres las líneas de tus manos, déjame adivinarlas.

II

Eras mi viento, más no a favor
eras mi barca en el pedregal
eras mi puerta sin tirador
eras mi beso buscando hogar

Silvio Rodríguez

Cuando no esperaba nada, cuando no tenía qué perder, cuando estaba parada frente al pasado, contemplándolo y no veía más que ruinas: las ruinas de un corazón, ahora acorazado, temblando de miedo.

Cuando me vi en muchos ojos y no encontré nada. Cuando moría de ganas por pararme bajo la lluvia y sentir que aquella era la felicidad plena. Cuando caminaba entre las tumbas de un panteón y le lloraba a los desconocidos, a los que no reciben flores, a los que nadie les quita el polvo de su cripta. Cuando veía una estrella fugaz y ya no me esforzaba en repetir el mismo deseo porque seguramente se lo sabían de memoria.

Cuando descubría mares, desiertos y montañas a través de una ventana y volteaba emocionada a un asiento que encontraba siempre vacío. Cuando del otro lado de la línea sólo había un sonido intermitente. Cuando levantaba de la calle una hoja que sobrevivió al invierno y la apachurraba entre las hojas de un libro, muriendo por las ganas de querer regalársela a alguien. Cuando me había acostumbrado al mar de tierra roja del desierto, ese que te envuelve entre sus olas de polvo. Cuando todo era crepúsculo y fin, cuando ya no había amanecer ni principio… apareciste tú.

Como un huracán arrastrando todo, con tus besos sabor a brisa, con tu olor que se aferra a mi ropa, con tu abrazo de mar, de terciopelo. Con tus ojos que veo cerrando los míos, con tu sonrisa que tantas veces contemplé desde la distancia, con tu nariz, tus labios y tus manos recorriendo mi cara; con el manantial de tu boca, inacabable, inabarcable. Tu tan ave, tan pez. Tan mar, tan lluvia, tan río.

Tú de noche y de madrugada, mirándome por encima de la música, cerrando los ojos, acurrucado en mi cuello.

Tú con tu miedo --recordándome el mío--, con tu boca dulce: oscuridad, dicha, abismo. Con tu pasado, tu presente y tu futuro.

Yo sin poder resistirme a la belleza. Tú con tus verdades, tus no, tus dudas. Tú del otro lado de la línea, de la mesa, del espejo.

Y tú frenando el vuelo, cerrando la puerta, porque otra vez las circunstancias, otra vez a destiempo, otra vez el destino, otra vez la vida. Y yo cerrando los ojos para no ver cómo te marchas… Y despertar al día siguiente y que una lágrima se escape sin querer e imaginar que no todo terminó, que algún día puede ser… y esperar y callar.
III

Lo malo de los besos es que crean adicción
Joaquín Sabina

Misteriosamente después de verlo me dieron unas desesperadas ganas de escribir, como si una energía brotara de las llamas de mis dedos que van demasiado lento, que no alcanzan la velocidad de las cosas, ni a registrar los recuerdos antes que se pierdan entre la imaginación y el anhelo.

Antes de que olvide a lo que saben sus labios, antes que se borre de mi ropa su olor, antes que deje de sentir el calor de su cuerpo recargado en el mío, su mano internándose en mis cabellos o colocándose en mi espalda y apretándome hacia él.

Deteniendo en tiempo en “La vie en rose” y un beso perfecto para la ocasión: lento, interminable:

Tú muriéndote de ganas y yo mordiéndome los labios, agachando la mirada, ocultándola detrás de los cristales para que no descubrieras el fuego de la casa, mis ojos ardiendo en llamas.

Silenciosamente deseaba que se cumplieran los sueños de la primera noche y fugarnos, perdernos en el mar o en la montaña; pero he aprendido esperar y si lo he hecho durante tanto tiempo puedo hacerlo ahora.

Esperar el vuelo permanente, el fin de este ir y venir del cielo a la tierra, preparándome para vuelos futuros, para el vuelo constante, para el día en que no tenga que volver a pisar la tierra.

9 Comments:

Anónimo said...

Esas ganas de escribir que fluyen de tus dedos parecen haber creado algo bueno, bondadoso, lleno de colores encendidos que se oponen al gris invierno. Por lo leído parece que el corazón ha sufrido vuelcos, ha quitado escamas, ha renovado viejos paradigmas aferrados en tu mente. Ojalá y esto traiga cosas buenas y no más quebraderos ni malos ratos. Que tu esperanza no se quede en esperanza y se cumpla...

cronopio

RomáN said...

Hermoso!

Esos tres momentos que plasmas y que confluyen en los "Días de Invierno" muerden el corazón!

El primero me hizo recordar a Filio y su:
"Déjame que te robe un beso
como roba la tarde en el silencio
diez minutos al reloj.
Déjame que me instale al centro
de tu pecho como si fuera cierto
que tu boca me llamó."

Y, además, me ha fascinado la parte final que planteas: "Déjame conocerte en la tierra, no me muestres el paraíso; no me muestres las líneas de tus manos, déjame adivinarlas." Qué manera tan bella de decir: "espera, el instante es realmente lo eterno"

Y luego los dos momentos siguientes (aderezados con Silvio y sabina) que me han dejado con el corazón descubierto y mil recuerdos bellos en la mente!

Tus letras tiene siempre olor a poesía!

Un abrazo niña!! :)

Anónimo said...

Todo eso lo escribiò usted, Morenita?... màs que interesante... celebro tus ganas de escribir (que de algo sirva y que algo quede de todas las viscicitudes que implica esto de estar viva, no?)y màs aùn que lo compartas. Gracias :).

isaac said...

"los nervios se me adhieren al barro... los nervios se me adhieren al barro... los nervios se me adhieren al barro..."

no sé por qué no puedo olvidar esa frase...

"...los huesos se me pegan a la carne..."

...

encontré tu escrito algo deprimente :p

una mariposa depresiva!

:)

saluts

Anónimo said...

Le había dado demasiadas vueltas a esto, pero al fin lo hice. Sentir otra vez esa lectura que parece provenir de los labios de un ángel, pero razono y me equivoco. Viene de los labios y se instala en las manos de una Mariposa Morena, —Como te dice Emilia— en los textos vive y se siente una pasión descargada de mucho tiempo en espera; que cuando se da el banderazo de salida es tan loca la carrera que tu pasión lleva que arrasa con todo lo que a tu lado está. Así, como vino y me arrasó a mí. Asustándome. Entregándome. Atrapándome a ti. Siempre a ti.[…] Me detuve aquí para ir a releer nuevamente esos Días de Invierno que a tu lado fueron una esfinge matutina del verano. Y después de venir de la lectura es como si me transportara a los mismos días en los que vivimos y cierro los ojos, sigo en la prosa, abro los ojos y me veo parado en ese día invernal. Transportes de mente como estos es lo que me produce tu texto Cyntia. Gracias por sacarme de la realidad. Realidad en la que lees y vives. Realidad en la que no me quejo estár, pero que siente unas alas grandes de Maripos color marrón que tocan su cara. Gracias.

Aletea Mariposa...

Detente. Y después sigue volando...

P.D. Disculpa si deje esto aquí, en tu blog, y no en tu correo.

Elena Méndez said...

¡¡¡qué chingón!!!

Anónimo said...

ayer lo leí y me fasino...

no pude comentar por falta de tiempo... aunque no lo haga sabes que te leo simpre...

me gusta leerte porque tú expresas muchas que sentí, siento y que tal vez sentiré...

te quiero mucho y cuidate mucho...

por nada del munde dejes de
escribir... :D


atte: aLe b.

ahogado said...

Mariposa:
Al parecer tienes un monton de sentimientos guardaditos en ese corazón que mueren de ganas por salir!!!
Sólo me resta confesar que has logrado ponerme sentimental, melancólica y demas.

Un abrazo =)
Mely

Diego said...

Cojones, Cyn, tu escritura tiene fuerza de volcán. Me agrada toda esa pasión desbordada como lava. Gracias por la visita al 55 sur, nos andamos viendo.