martes, octubre 17, 2006

11:11




Las 11:11 fue la hora en que todo se detuvo, en que la voz quiso cantar, en que las canciones aparecieron por casualidad. En que los ojos se reconocieron en una mirada. En que los labios nunca dejaron de “ser”. Los secretos se descubrieron, las preguntas nunca dichas encontraron respuestas.

A las 11:11, el pasado, con todos sus prejuicios y fracasos, reunió todo: las canciones, los anhelos, las promesas…

La hora en la que todo fue posible y el sueño y el amor deja de ser utopía.

Abrazarlo todo, poseerlo todo, amarlo todo, dejarlo todo, soñarlo todo, porque el tiempo con su terrible impaciencia empuja los minutos, las horas, los días y lo convierte todo en recuerdo...

2 Comments:

Anónimo said...

:)... què poeta anda usted, Mariposa, pues ¿de què se ha estado alimentando; de què miradas, què gestos, què palabras?.. ya me contarà de viva voz la dieta que està siguiendo... una madrugada a pleno sol.

P.d. Si no llegas el domingo ya no juego a "me plantas de planto", eh!!

isaac said...

a veces el tiempo se detiene... un instante se convierte en una eternidad... todo vuelve... los recuerdos vuelven, los fantasmas vuelven, los anhelos vuelven... y todo se va... en tan solo un instante... en tan solo una eternidad...

me encanta como escribes!!!